Cuando los niños, caritas color de tierra, corrían por sus barrios persiguiendo los vientos de las esquinas, Juan Pó´, hombrecillo rechoncho y bonachón, con pantalón ancho, camisa blanca, chaleco corto, chamarreta y gorrilla encasquetada —por la que sobresalían ensortijados cabellos plateados—, con parsimoniosos andares y bondadosa sonrisa, bajaba de la parte alta del pueblo –cerca del Hóstal´ y el chalet de Gregorio– hasta su bar en la calle Serafín Romeü (Real). Justo enfrente vivían Encarnación Rueda y Frasquito, el de la 'Pepota'. Primer hermano mayor honorario de la Hermandad de la Virgen del Carmen. El apodo le venía de su madre, señora bastante corpulenta.
En su balcón, conocido como 'balcón del Sufragio' (nombre del barco Virgen del Sufragio), los Hermanos Melero, Cabogata, Sordo Cabeza, Pirulito, María de Zahara y otros aficionados cantaban saetas a los pasos de Semana Santa cuando hacían el recorrido por el casco antiguo, que comenzaba en calle La Oliva y colindaba en Plaza de España con: Bar Sevilla, Frasquito Luciano, Salvadora la Platera, barbería de Sardina, Bar Tocino (Manuel Tocino sellaba y recogía las quinielas de fútbol que enviaban los viernes al Patronato Provincial en Cádiz en el 'Coche la Hora'), Bar Pacheco, estanco Mariquita Quintale, casas de guardias civiles, Mercado Municipal, el Palenque, Bar Revuelta, tienda de ultramarinos de Pepurrio, Caja de Ahorros, Iglesia Vieja, Banco Central, Bar Mejía, Bar España, Ayuntamiento (posteriormente Farmacia de Guerra) y la Posá.
Cuando la pobreza de los vendedores ambulantes paseaba a modo de pregón, solo la acallaban los trinos y rasgueos que los suaves dedos de Juan Varo Varo (`Juan Pó´) sacaban de aquella guitarra que le regalara Melchor de Marchena, una de las veces que viniera en los espectáculos del Circuito Saavedra con Manolo Caracol, Lola Flores y Antonio Molina al Cine Avenida. Salvo los días de partija, tocaba la guitarra más que despachaba, animando la austeridad de Dª Soledad (escuela) y la seriedad del Tete (librería 'El Ancla').
Una tarde-noche, cuando los marineros se gastaban hasta la 'jarampa', allí estábamos los niños del barrio, viendo las desafiantes porfías 'fandagueras' de los aficionados, a los que Juan Pó, sabio y tranquilo, intentaba como podía marcarles el compás. Por supuesto, siempre presto a echarse la copita que iba amontonando detrás del mostrador —cuota sagrada cada vez que alguno de los presentes echaba la 'conviá'—. Recuerdo con alegría cuando el 'Pelota', con no más de 1,50 de altura, emulando al genial Caracol cantándole a Lola Flores, echando el resto con poses de coplero, intentaba impresionar a 'Enma Penella', que, con movimiento de un académico ballet, bendecida por el elipsis chiclanero, pavoneaba su sexualidad mientras el `Pelota´, con la voz por encima de su estatura, ni de puntillas rebasaba los pechos de la monumental María Ruiz Penella. Manuel Oti (director), Enrique Diosdado, Vicente Parras y demás actores jaleaban al genial protagonista Francisco Gallardo Muñoz.
En 1956 se rodaría parte de aquel mito griego basado en un pueblo de pescadores. Mucha gente de Barbate salió en la pequeña pantalla, y hasta la popular “Leonor la Barrera”, en los Caños de Meca, hizo sus pinitos cinematográficos en aquella película llamada Fedra.