Toros en El Puerto

“Toros en El Puerto”. Así, tal cual, se anunciaban toda la vida las corridas en la Plaza Real. No hacía falta más. Eran cuatro palabras que bastaban para que medio pueblo se pusiera en marcha. Hoy, hasta eso hemos ido perdiendo, y es una pena.
Y había dos fechas que eran palabra mayor: el 15 de agosto y el último domingo de ese mes ¡Qué bien sonaba aquel coche del “Caílla” recorriendo las calles con los altavoces a todo volumen! Todavía lo escucho en mi cabeza:
“¡Toros en El Puerto! Ganadería de José Luis Osborne para los afamados toreros Curro Romero, Francisco Rivera, Paquirri y José Luis Galloso, con sus respectivas cuadrillas”.
Era un anuncio, sí, pero parecía un pregón. Se te metía dentro y ya empezabas a contar los días para vestirte de domingo y plantarte en la plaza.
Eran otros tiempos. Las corridas se anunciaban justo al terminar la anterior, allí mismo, en las carteleras de la plaza. Nada de esperar al año siguiente para saber qué vendría. Se vivía con intensidad. Empresarios como Canorea y Barrilaro nos regalaban temporadas largas, completas y “por derecho”. Sabían montar ferias con fundamento, de las que olían a tradición y a categoría.
Y había dos fechas que eran palabra mayor: el 15 de agosto y el último domingo de ese mes. Esa última la pedían las figuras; la del 15… esa era nuestra. Era la cita que ningún aficionado quería perderse, la que estaba marcada en rojo en todos los calendarios.
Sé que los tiempos han cambiado, que no hay público ni economía para tantas corridas. Vale. Pero una cosa es adaptarse y otra, renunciar a lo que nos hacía diferentes. Que llegue el 15 de agosto y no haya toros en El Puerto… eso duele.
Ojalá el año que viene, si Dios quiere y Carlos Zúñiga se anima, esa fecha vuelva a estar en lo alto. Porque no hablamos solo de un festejo: hablamos de una costumbre, de un latido que forma parte de lo que somos. 
Y, por favor, que en los carteles se lea bien grande, como antes, nuestro santo y seña: “Toros en El Puerto”.