ESCUELA DE PULSO Y PÚA

Publicado: 27/04/2025
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Los encargados municipales del área de Cultura deberían ampliar esta asignatura en la Asociación Cultural de Música Barbateña
La llegada de Olivier trastocaba los planes del mundo cofrade, más pendientes de los windgurus en las pantallas de los móviles que de las impetuosas nubes que llegaban del suroeste. Algunas hermandades dudaban en sacar a sus titulares. Las juntas de gobierno, al igual que expertos patrones que cambian de rumbo para capear el temporal, ponían en práctica los ya programados planes B para salvaguardar tan valiosos patrimonios. El agua, que casi todos los años bendecía con vehemencia al Señor del Huerto, se adelantó y, a última hora, se precipitó sobre la desnudez del Ecce Homo.
Pero, a pesar de la inestabilidad del travieso Olivier, las procesiones salieron a la calle cumpliendo su Semana de Pasión, y como siempre, reinó el esplendor y la sobriedad, así como la organización y el profundo respeto que mi pueblo siente por todas las imágenes.

Particularmente, sentí una agradable sensación viendo la renovada juventud de la Asociación Cultural Banda de Música de Barbate, por lo que felicito a José Sanjua en su flamante jubilación, al igual que a Pepi López Alba. Vaya para ambos mi agradecimiento por los años dedicados a inculcar el germen divino de la música a tantos jóvenes barbateños. Esos valores de disciplina, trabajo, constancia y convivencia son ejemplo a seguir en estos tiempos donde casi nada prevalece.

Observando la destreza de los niños en el manejo de instrumentos, me llegaban lejanos recuerdos, cuando por carecer de guitarras, las entonaciones dependían de la sapiencia de los directores, cuyos tonos marcaban el grado de los rebujaos. De hecho, cuando decidimos crear Los Fenicios, primera comparsa de Barbate que pisó las tablas del Falla, hubo que recurrir a José el Pancho, Juan el Libre y Urbano Barriento, un grupo flamenco llamado Los del Carmen, dedicados a cantar rumbas y sevillanas.

Mucho antes, al igual que la mítica banda de Don Jaime Saval, había jóvenes que tocaban instrumentos de cuerda cantando villancicos. En mi barrio ensayaba la rondalla de Francisco el del Violín, de oficio carpintero ebanista, que tras volver de Bélgica —donde emigró y vivió varios años con su familia— vendría reconvertido en testigo de Jehová; y fue el primero que inauguró en Barbate una sede de dicha religión. Dato bastante curioso, ya que había sido fervoroso director que santificaba con villancicos la venida del Niño Jesús.

En el año 1959, tuve la satisfacción de representar la estrella de guía cantando en la rondalla creada por mi hermano Pedro Varo y Santiago Guillén, donde también varios jóvenes tocaban laúd, bandurria y guitarra.

No hace mucho tiempo, en Estrella de Mar (colegio de las monjas), Manolo Terrero, que vivió largo tiempo en nuestro pueblo, creó una escuela de Pulso y Púa dependiente de dicho centro, donde más de 40 alumnas aprendieron a tocar guitarra, bandurria y laúd. Una de ellas, Enriqueta Muñoz, retomando su afición, toca bandurria en el coro de Barbate.

Aunque hoy tocar la guitarra es un secreto a voces en la mayoría de los jóvenes, son muy pocos los que tocan bandurria o laúd. Los encargados municipales del área de Cultura deberían ampliar esta asignatura en la Asociación Cultural de Música Barbateña, para que la Escuela de Pulso y Púa no sea otra de las cosas del pueblo perdidas en el tiempo.

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