El pasado viernes publicaba San Fernando Información en su edición digital un artículo de Francisco Fernández Frías, más conocido en los círculos literarios como Paco Frías. Argumentaba el compañero articulista, que no se entiende cómo habiéndose ofrecido por la familia Quijano al ayuntamiento -a través de la concejala de Cultura señora Pacheco- el archivo fotográfico Quijano, de tan ilustre familia de fotógrafos, con 18.000 unidades fotográficas entre negativos y diapositivas, no se le había prestado la atención debida y, por ende, al día de hoy no se ha aceptado el archivo.
Me consta de buena tinta -y yo no he ido a la presentación de las fotos de Quijano en Clara Campoamor el viernes pasado- que se ha hecho lo indecible por la familia para que el Ayuntamiento de San Fernando acogiera el archivo Quijano, donde prácticamente el cien por cien de las fotos son de nuestra Isla, de nuestras calles, de las huertas, salinas, manchones, actos públicos, fiestas, Semana Santa, familias, etc. Conozco a la concejala de Cultura María José Pacheco Guerrero y me niego a aceptar que no acogiera el archivo si no fuera porque de la misma familia Quijano he tenido noticias que prácticamente ni los atendió, vamos que no les tomó en cuenta para nada.
Por si no lo saben ustedes, este archivo, propiedad de la familia Quijano, compuesto por “casi 18.000 unidades fotográficas entre negativos y diapositivas que abarcan un periodo de tiempo comprendido entre 1880 y finales del siglo XX” (Paco Frías), va a terminar -si nuestra alcaldesa no lo remedia- en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, que estoy seguro que les va a abrir las puertas y los brazos a tan maravilloso archivo para ubicarlo en un lugar privilegiado a disposición de todos los ciudadanos. Claro que, si eso pasara, los de San Fernando tendrán que marchar hasta Cádiz para verlo y disfrutarlo siendo nuestro. Inaudito.
¿Es eso justo cuando se trata de un archivo de la historia de 130 años de San Fernando? ¿Es justo que la edil María José Pacheco -supuestamente- no haya tenido más calidez con la familia Quijano y no les haya hecho ni caso? ¿Es justo que esa cantidad de fotos muchas en papel sepia se vayan a Cádiz? Bueno, se pueden hacer muchas preguntas, pero a mí me gustaría creer que mi alcaldesa, mi apreciada Patricia -que tantas cosas buenas está haciendo por esta ciudad-, dé un paso al frente y lidere políticamente que el archivo Quijano se quede en San Fernando, donde debe estar. Recuerdo que la foto del libro de familia de mi familia nos la hicimos en el estudio fotográfico Quijano, que creo estaba cerca de la Clínica de Palomo, hoy oficinas municipales. Tendría yo unos 10-11 años y de aquella foto ya faltan mi padre, mi madre y una hermana. La guardamos como oro en paño.
Fueron unos instantes bonitos los que Quijano con su cámara fue reflejando a lo largo de los años de nuestra ciudad, de sus actos, de todo lo que iba pasando. Cuantos pueblos y ciudades querrían tener a una persona así, con tan amplia colección de fotografías que se identifican con la historia de San Fernando. Podemos definir a Quijano como un notario de nuestra ciudad que a lo largo de los años fue pacientemente captando fotos de cada momento, de cada situación que ocurría, quedando reflejado en 18.000 fotos y numerosos negativos. Una joya vamos.
Espero que los lectores que lean este artículo -y el de Paco Frías-, reaccionen y se levanten en armas democráticas con la palabra y las letras y presenten sus quejas en el ayuntamiento. El archivo Quijano está en peligro, y si no se remedida, se va a ir a Cádiz. El ayuntamiento tiene la palabra. No creo que sea muy caro mantener este legado. Solo pido que nuestra Corporación Municipal recapacite. Que Patricia, nuestra alcaldesa, la primera alcaldesa de la historia de La Isla, se dé cuenta de lo que perdemos los isleños si este archivo se va al Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Defendamos nuestras raíces. Si esto se va de San Fernando es que no tenemos ediles con dos dedos en la frente. Dejar marchar estas reliquias es mirar hacia otro lado, hacia fuera de nuestra querida Isla, es secuestrar nuestra memoria y nuestra historia a los cañaíllas de ahora y a los del futuro. No lo permitamos.
