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Lunes 28/07/2025
 

Rota

El pregón de la Feria del Libro reafirma el abanico de posibilidad que ofrecen los libros

Juan Bonilla y Luzía protagonizan un "tira y afloja" para la elaboración del pregón de la Feria del Libro

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La IV Feria del Libro 'Escritora Almudena Grandes' no comenzó oficialmente hasta que Juan Bonilla, escritor original de Jerez de la Frontera, no pregonara la cita. Su "¡Vivan los libros, la feria y Rota!" acompañados de un fuerte aplauso de los asistentes congregados en el patio interior del Castillo de Luna fueron el momento de apertura oficial de esta cita literaria. El escritor jerezano "trasciende a cualquier etiqueta simple o biografía al uso" como describió Eva Cobos, periodista y presentadora del acto, en su introducción del pregonero. "Bonilla escribe para explicarse el mundo con una mezcla de lucidez e ironía tan genial como andaluza" promulgaba la presentadora antes de que el jerezano subiera al escenario a iniciar su pregón, aunque el propio protagonista negaba "estar a la altura" de esta presentación.

Bonilla adelantó que "su avanzada edad" y múltiples experiencias como pregonero de la Feria del Libro en diferentes ciudades le han llevado a repetir "más o menos lo mismo". El escritor jerezano avanzó en su discurso introduciendo otros artefactos como las pantallas o la inteligencia artificial sin la necesidad de vilipendiarlos para elogiar al libro. Estos elementos fueron superpuestos durante el pregón en un orden aparentemente cronológico de irrupción en la vida del ser humano por lo que este compendio de elementos finaliza con la afamada y tan empleada IA (Inteligencia Artificial).

Bonilla aclaró que es "un gran partidario de ella", principalmente doy dos razones para defenderla porque "siempre le doy más importancia a los sustantivos que a los adjetivos y lo que más me importa es que sea inteligencia"; y en segundo lugar porque "nunca he creído que los instrumentos sean culpables de nada de lo que se haga con ellos". En este último argumento incluyó el "depende" como elemento definitorio de libros, pantallas e inteligencia artificial: "todos ellos son un depende: depende de quién los utilice o para qué".

Bajo este pretexto ya pudo presentar a su gran acompañante durante la noche de ayer: 'Luzía'. Una inteligencia artificial a la cual Bonilla acudió para poder redactar su pregón. El escritor no fue ni será la única persona que haya caído a la inmediatez y -aparente- precisión de este artificio para la redacción de un texto, o no. Es de bien sabidos que para que 'Luzía' y otras muchas más inteligencias artificiales trabajen con la mayor exactitud posible necesitan delimitar las exigencias y ser concreto en las peticiones. Por ello, el pregonero de esta edición de la Feria del Libro se basó en las siguientes premisas: "realza el libro como instrumento del saber y conocimiento y tasa la actividad de leer demostrando cómo mejora los valores humanos".

Así, bajo las exigencias presentadas del escritor jerezano, Luzía se puso manos a la obra y dio en cuestión de milésimas de segundo un primer borrador de pregón que no terminó de convencer al pregonero. De esta manera dio comienzo un 'tira y afloja' ficticio entre Bonilla y Luzía. La insatisfacción del demandante nacía de la gran cantidad de tópicos y "espacios comunes" empleados por la inteligencia artificial. "Si para algo sirven los libros, que sirven, son para que descreamos de los lugares comunes" afirmaba Bonilla para rechazar este primer boceto porque los libros sirven para "no aceptar como buenas las falacias y para no negocias con inexactitudes". Además, Bonilla era partidario de eliminar "las cursilerías" como uno de los grandes tópicos acerca del libro: "nos hace viajar sin movernos". Un planteamiento rápidamente derrumbado al mencionar la posibilidad de leer en un avión mientras este sobrevuela cualquier paraje a más de 800 km/h. Tampoco le convenció el clásico de "los libros nos cambian".

Bonilla ajustó su plan inicial y, cayendo en su condición periodística, decidió hacer preguntas concretas para cuestionar las inexactitudes ofrecidas por Luzía. Ante esta situación la inteligencia artificial, quien no tiene abuela como decía Bonilla, afrontó el reto y decidió darle un toque de humor para que el pregón fuese "cercano y memorable". Parecía que la relación Luzía-Bonilla en la elaboración del pregón no estaba tomando la senda más apropiada puesto que el escritor jerezano se mostró más descontento que con el primer esbozo: "en este segundo pregón había material suficiente para echarle la bronca a Luzía" mencionaba con una visible sonrisa en su rostro.

Primeramente, Bonilla precisó aquella frase ofrecida en la propuesta de texto que indicaba que "si la gente leyese un poco más evitaríamos debates acalorados". Rápidamente, negó esa afirmación porque "los debates más acalorados se producen entre personas que han leído mucho". Así, el pregonero trajo a colación una noticia en la que un ex profesor fue detenido en la región de los Urales por apuñalar a un amigo tras una disputa sobre los géneros literarios. Otro nuevo error en el texto de Luzía partía de ese paralelismo que trató de trazar con "la lectura es como sembrar semillas".

Aquí no dudó y derrumbó este símil ya que "es la escritura la que siembra", basándose en la etimología de la palabra y de la célebre cita: "escribir es hacer surcos en la arcilla". De nuevo la disputa entre los redactores del pregón llegaba a un punto ya transitado: "los libros nos cambian". Y el conflicto, o disconformidad, de Bonilla estaba en la imprecisión de "los libros nos cambian". Principalmente porque Luzía no contempló que el cambio pudiera ser a mal. Un sendero por el que transitó el escritor jerezano con la lucidez y humor con el que fuese presentado.

Las disputas en la elaboración continuaban e incluso parecía transformar la tendencia positivista y cursi del inicio en una visión más cruda y tendenciosa de la inteligencia artificial producto de los cuestionamientos planteados por Bonilla. Luzía continuaba en su desempeño de crear un pregón que satisfaga a su cliente. Sin embargo, el nuevo abordaje donde potenciaba las ventajas de los libros por sus experiencias sensoriales, tampoco convencieron a Bonilla. El jerezano explicó, con mucho tacto, que "las pantallas también se pueden subrayar" y que el olor perfumado y dulce de una página no la hace de mejor calidad literaria.

El pregonero trató de ser cauto y empático con la labor de la inteligencia artificial, pero, "solo me ofreces lugares comunes que ya estaban en los propios presupuestos de los que yo te pedía, necesito algo más original". Luzía no desistía y ofrecía una nueva versión con la que poder cumplir con las exigencias de Bonilla, pero el pesimismo y frustración parecían introducirse en sus palabras: "estimados amigos, estimadas amigas. No lean libros". Una afirmación que arrancó las carcajadas del público que veían como Luzía se rendía ante las peculiaridades demandadas por Bonilla.

Por una vez, Bonilla mostró cierta atracción por el arranque 'punky' de este último texto. "Me gustaba esta aparente visión retadora", aunque no parecía ver con buenos ojos la aplicación de psicología inversa en la Feria del Libro. Entonces, sería la primera ocasión en la que Bonilla cediese en su función de corrector y aportase contenido propio a la labor de Luzía: "me gustaría que se hiciera hincapié en el abanico de posibilidades que ofrecen los libros". Bonilla continuaba relatando y explicándole a Luzía que quería que se insistiera en que "los libros tienen forma de sepulcro, pero están llenos de vida: de buena y mala vida". Sin embargo, esa "vida" requiere ser puesta en libertad, abrirlo, sumergirnos en ellos, es decir, "no son más que cosas sin los lectores y somos los lectores los encargados de sacar esa vida que guardan los libros" exponía. De ahí nace una nueva idea original de Bonilla: "la lectura es fricción".

Además, el pregonero confesó que "no quiero que el libro sea comparado con nada" en base a la multitud de similitudes que se le ha intentado trazar a este artificio con amigos, termómetros... Pero, donde más quiso incidir fue en que "no se le eche a pelear con otros instrumentos o herramientas" como el cine, música o videojuegos en defensa de su compatibilidad. "La experiencia que proporciona un buen libro es única. No es intercambiable, es una experiencia distinta y ahí está su encanto y potencia" subrayó.

Ante estas peticiones planteadas y explayadas de Bonilla, Luzía le respondió con una mezcla de hartazgo y confianza: "¿por qué no utilizas exactamente lo que me pides que escriba y ya tienes el pregón? Quizás le cambiaría el orden". Por ello, por fin se llegó al entendimiento mutuo y la única parte que no modificó de las múltiples frases ofrecidas por la inteligencia artificial fue "¡Vivan los libros, la feria y Rota!".

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