“Escribir es arar”, afirma Javier Gilabert en uno de sus premiados poemas; ‘Gramática del asombro’. Con una metáfora tan sencilla como la semejanza entre la cosecha y la escritura, Gilabert ensalza la poesía como un trabajo paciente e individual, algo íntimo. Este verso parece resonar tras proclamarse ganador del XIII Certamen de Poesía ‘Ángel García López’ con su poema ‘Ars Scribendi’, una pura declaración de intenciones hacia ‘el arte de escribir’.
Nacido en Granada en la primavera de 1973, Gilabert nunca ha dejado de sembrar palabras. Tras años de dedicarse a ello en silencio, presentó ‘PoeAmario’ en 2018, una recolección de lo que él denomina “poemas de juventud” con la solidaria finalidad de contribuir con sus ganancias a la ONG que gestiona el colegio avemariano que lo vio crecer y en el que en la actualidad trabaja. A través de esta iniciativa comenzó a tejer una red de autores a su alrededor que lo fueron guiando por la senda de la poesía, entre los que se encontraba Rafael Guillén. “Hicieron que me tomara esto en serio”, afirma Gilabert.
Un círculo que se cierra
El nombre de este certamen no es ajeno. Ángel García López, fallecido en 2024, ha sido uno de los grandes poetas de la historia de este país. Su persona llegó a él a través de un libro-homenaje a otra gran figura: Rafael Guillén, amigo personal y mentor. “El propio Rafael me pidió que hablase con su amigo Ángel para que estuviera. A partir de aquí entablamos una relación de llamadas telefónicas. A pesar de esta época de las nuevas tecnologías, a Ángel le gustaba que le llamaran por teléfono. Esto me permitió conocer su poesía, que es esencial en nuestro país. Quizás no se conoce tanto como se debería”.
El año pasado, recuerda Gilabert, el propio Ángel García López quedó finalista en un premio que él coordina junto a los poetas Fernando Jaén y Gerardo Rodríguez Salas. “No ganó por estas cosas que digo de la poesía y de los jurados (no es una ciencia) pero ha sido otro círculo que se cierra”, comenta refiriéndose al premio que recibirá en Rota el próximo 23 de julio.
Sobre ‘Ars Scribendi’
Este poema de 25 versos surge de la reflexión. Gilabert, tras terminar algunos proyectos en los que estaba trabajando, se encontró de nuevo con el folio en blanco y la intención de plasmar una nueva idea. Según el autor, el poema parte de la siguiente pregunta: “qué quiero decir y cómo quiero decirlo”. A medida que avanzaba en esta cuestión, Javier Gilabert estaba cada vez más seguro de estar trazando una generatriz a partir de la cual surgían nuevas dudas que solventar y, de la mano de ellas, otros poemas. “Era lo que yo quería hacer en ese momento: reflexionar qué tengo que decir (si es que tengo algo que decir). De ahí nace el poema y de eso voy hablando, tanto en él como en los sucesivos”.
El autor se adentra a través de sus reflexiones en la complejidad de gestar poesía. No se trata únicamente de sensibilidad o sentido del gusto. Gilabert también aboga por el lado artesanal de la escritura: “Entiendo que escribir es un oficio y hay que conocer sus rudimentos. Creo que para poder decir tenemos que saber cómo hacerlo. Si hablamos de música, hay que conocer el lenguaje musical. Estamos hablando de poesía y este arte tiene que ver con conocer su lenguaje”.
La vara de medir
La elección de un poema vencedor sobre los demás presentados “no es una ciencia”. El propio Gilabert se ha visto, ya en varias ocasiones, con la responsabilidad compartida de realizar un cribado entre los textos recibidos desde la postura de juez. “Hay criterios que son objetivos, como los elementos que expresan calidad en el trabajo, pero tienes que tener en cuenta que la poesía es algo universal y que te tiene que apelar. En este sentido, cada jurado, su sensibilidad, es apelada por un tipo de poesía”. Teniendo en cuenta esta compleja ecuación en la que no todo se rige por el sencillo ‘2+2 son 4’, para Gilabert “posiblemente cualquiera de los finalistas podría perfectamente ganar”. “Se trata de lograr concitar a través de un poema el acuerdo entre todas las personas que conforman el jurado”.
Con la experiencia dual de poeta y juez en esta suerte de contiendas, el autor expresa agradecimiento a la suma de factores que lo han llevado a colmar el primer puesto entre más de trescientos poemas en el XIII Certamen de Poesía ‘Ángel García López’, como una sucesión de elementos fortuitos. “Cada vez que alguien, cualquier jurado, decide que tu poesía merece ser seleccionada es un honor sin duda”. Reconoce la gratificación que supone este premio al comprender de qué notables poetas había dependido el resultado: “cuando ves que son personas de tantísima valía y tanto reconocimiento entiendes que ellos saben de lo que están hablando. Te llena aún más si cabe”.