La última entrega de La Pasión ha rendido homenaje a Francisco Arquillo, el hombre que durante décadas ha sido el encargado de conservar y restaurar la imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena. Apodado como “el médico de la Macarena”, su labor ha sido fundamental en los últimos años en la preservación de esta talla icónica de la Semana Santa sevillana.
Francisco Arquillo Torres, nacido en 1940, es doctor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y especialista en restauración de obras de arte. Su formación lo llevó desde la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid hasta el Instituto Central del Restauro de Roma y el Centro Internacional de Estudios para la Conservación de Bienes Culturales de la UNESCO en 1969. Su carrera académica se consolidó con cátedras de restauración en Valencia, Madrid y Sevilla, donde también llegó a dirigir la Escuela de Artes Aplicadas y el Departamento de Restauración de Pintura.
Su prestigio traspasó fronteras: fue consultor de la Organización de Estados Americanos y experto para Naciones Unidas en América Latina, además de formar parte de comisiones de expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores. En Sevilla, es académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y miembro correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía. Entre sus múltiples intervenciones destacan restauraciones de primer nivel como la del retablo mayor de la Catedral de Sevilla, la Inmaculada de Martínez Montañés, la Virgen de los Reyes o el Cristo de la Vera-Cruz. Pero su nombre ha quedado especialmente vinculado a la Esperanza Macarena, sobre la que ha intervenido en distintas ocasiones desde 1978.
También fue clave la figura de su hermano, Joaquín Arquillo Torres, fallecido en 2021, profesor titular de restauración en la Universidad de Sevilla y colaborador inseparable en muchos de estos proyectos. Juntos restauraron imágenes como la Virgen de los Estudiantes, la Virgen de los Reyes o la Soledad de San Lorenzo.
En 2025, a sus 85 años, Francisco Arquillo ha vuelto a encabezar una nueva restauración de la Macarena, esta vez junto a su hijo David Arquillo Avilés, en la que ha sido la única de las restauraciones que no ha sido aclamada de tantas cuantas ha hecho a lo largo de su carrera.
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