Durante el último programa de La Pasión, la tertulia de La Papeleta abordó otro de los grandes desafíos que enfrenta la Semana Santa de Sevilla: el crecimiento excesivo del número de nazarenos en muchas cofradías. La mesa debatió posibles fórmulas para controlar esta tendencia, desde las barreras de entrada hasta modelos ya implantados en hermandades como El Silencio.
Fran Narbona fue contundente al poner como ejemplo el modelo de esta última corporación: “Entrar en El Silencio es un examen que hay que aprobar. Allí no se firma nada”. Una afirmación que fue ampliada por Álvaro Dávila Armero, quien explicó que la hermandad de la Madrugá ha establecido un sistema de autoregulación desde hace décadas. “El Silencio tiene esas autoregulaciones desde los años 80. Allí no se firma una inscripción para salir, hay cursos y opciones. Yo he conocido gente que quería salir de nazareno en una hermandad seria y, como querían hacerlo de manera inmediata, El Silencio eso no lo permite”, apuntó.
Dávila advirtió que esta será una cuestión inevitable para muchas corporaciones si se mantiene la tendencia al alza: “Las hermandades van a tener que poner algún tipo de barreras porque el tiempo y el espacio son finitos. Y ahí son las Juntas de Gobierno las que tienen que actuar”.
Santi Bellido, por su parte, se mostró contrario a aplicar medidas como la alternancia por años o el numerus clausus, al considerar que privarían al hermano de su derecho a hacer Estación de Penitencia. No obstante, sí defendió la idea de establecer filtros de entrada: “La alternancia en los años o el numerus clausus es un error; ahí privamos al hermano de hacer Estación de Penitencia. Ahora bien, las barreras de entrada sí que son una buena manera de poner freno a esas personas que desean salir solo por folclore o por vivir la experiencia. Si pones esas barreras, posiblemente la persona que de verdad quiera salir llegue a su primera estación de penitencia totalmente preparado espiritualmente hablando”.
Vuelve a ver el debate en el último programa de La Pasión.