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Jerez

El placer del reencuentro con el directo y la música de los 'Turn, turn, turn'

El trío de Mineápolis hace alto en El Puerto dentro de su mini gira española mientras ultima su tercer disco de estudio

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  • Los Turn, turn, turn, en el Muñoz Seca de El Puerto -

La vida depara a veces pequeños –o grandes- placeres, sobre todo sin son inesperados. Lo fue hace un año cuando un grupo, desconocido para el público mayoritario, hizo escala en El Puerto de Santa María procedente de Mineápolis para presentar un puñado de sus muy buenas canciones. Su nombre es Turn, Turn, Turn, y este viernes volvieron a elegir el Teatro Pedro Muñoz Seca como inicio de su mini gira española.

Que lo hayan hecho sólo explica una cosa, que los placeres también pueden ser dobles. Porque si ya es raro encontrarte en una ciudad del tamaño de El Puerto con un grupo del estado de Minnesota, que está tela de lejos, más improbable es poder hacerlo dos veces en tan poco tiempo, y después de asistir al directo del trío formado por Savannah Smith, Adam Levy y Barb Brynstad sólo queda pedirles que vengan una tercera vez.

Con dos álbumes en el mercado en cinco años –Can´t go back y New rays of an old sun- y el avance de dos nuevos singles –Magnolia tree y Hungry ghosts-, la banda estadounidense sigue teniendo muy claras sus preferencias musicales –country, folk, rock, pop- y el marco temporal del sonido desde el que dan sentido y armonía sus canciones –los años 60 y 70-. Turn, turn, turn tal vez no han inventado nada, pero se bastan con su perfecta armonía vocal y su enorme talento melódico para construir canciones con identidad propia, que aspiran a colarse en nuestras vidas y que, sobre todo, transmiten una emoción particular.

Tengo un amigo que cada vez que vamos a ver a Morgan me dice que lo que más le gusta es la felicidad que transmiten desde el escenario. Algo similar ocurre con el trío de Mjneápolis. Tienen la capacidad para establecer una conexión directa e íntima con el público –vale, ayuda el pequeño auditorio-, pero voy a ese tipo de conexión especial que alimenta cada canción y cuanto cuentan entre una y otra, a la sensación de recobrar las ganas y el aliento con lo que estás escuchando y viviendo.

Adam habló de su afición por el cultivo de champiñones durante la pandemia, que sirvió de inspiración para la canción Schisandra, del odio muy presente en su país y que relata en Hymn of the hater, de la “fancy food” que tenemos en España, de cómo admiran nuestra forma de tocar las palmas tras cada canción –no son los únicos; Ben Harper también se fue alucinado de su último concierto en Jerez-, y de sus dificultades para hablar y entender el español, aunque Savannah lo está intentando con Duolingo. La cantante y también peletera, natural de Eau Claire, relató a su vez la historia detrás de la preciosa Magnolia Tree, mientras que Barb, bajista del grupo, recordó a su gato, que murió hace poco a los 21 años, y que le ha servido de inspiración para componer Hungry ghosts –el mismo gato que se colaba en uno de los vídeos en directo grabados en su casa-. En el directo de este viernes también hicieron alguna que otra versión, incluida una de un tema de Dolly Parton -el trío comenzó hace más de cinco años haciendo "covers"-, y admitieron que en una ocasión lo intentaron con el clásico de los Byrds que remite al nombre del grupo, pero que no salió nada bien.

El público, que aprovechó para saludar a Adam, Savannah y Barb a la salida del teatro, tras aprovechar para comprar discos y camisetas del merchandising, los despidió con un mensaje compartido: gracias por venir de tan lejos para cantarnos y contarnos, y por el mero hecho de recordarnos con vuestra música que la vida también está hecha de pequeños –o grandes- placeres, y que hay que disfrutarlos.

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