¡Se acabó el silencio!, la lucha por la educación inclusiva real en Conil

Publicado: 06/06/2025
Ana del Valle, Fátima Rodríguez y Lucía Nárvaez, presidenta de la Federación Local de Asociaciones de Familias del Alumnado (FLAFA) nos hablan de ello...
Pese a los avances en materia de inclusión, muchos alumnos con TEA siguen encontrando obstáculos para integrarse en las aulas. La falta de recursos, personal especializado y adaptación curricular dificulta una respuesta educativa adecuada a sus necesidades.

“Yo describiría el síndrome de Asperger, sentir que te puede costar un poco algunas cosas en tu día a día”, explica un estudiante de instituto diagnosticado dentro del espectro autista. “Lo que más me cuesta son las habilidades sociales. Más allá de los gestos, los silencios o las palabras, hay aspectos de la comunicación cotidiana que a veces resultan complejos. Nos cuesta entender sarcasmos o bromas, y a veces nos lo tomamos muy a pecho. No siempre pasa, pero sí puede afectar”.

Además, reconoce que atender en clase también le supone un reto: “A veces no me entero bien de lo que explica el maestro y tengo que preguntar dos veces. No es por no querer, sino que me cuesta comprenderlo”, todo esto supone un reto día a día para los niños y niñas con esta condición.

El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) abarca múltiples formas de ser, sentir y relacionarse con el mundo. No hay dos casos iguales. Se trata de una condición del neurodesarrollo que afecta principalmente a la comunicación y la interacción social, así como a la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento. Pero esta definición apenas roza la realidad de cada persona.

Como señala este joven, es fundamental establecer una buena comunicación entre docentes, estudiantes y familias: “Que los profesores sepan cómo tratarnos y se aseguren de que hemos entendido las cosas. A veces, cuando me llamaban la atención, pensaba que el profe me tenía manía, cuando en realidad era que no entendía bien lo que me pedían”.

Su conclusión es clara: “Se trata de entender que necesitamos apoyo en algunos aspectos, no que se nos mire diferente”.

Aunque cada vez se habla más del aula TEA, muchas personas aún desconocen qué recursos necesita para atender adecuadamente a niños con autismo. Para ello, contamos con la visión de las propias madres que conocen las necesidades de sus hijos: Ana del Valle, Fátima Rodríguez y Lucía Nárvaez, presidenta de la Federación Local de Asociaciones de Familias del Alumnado (FLAFA).

Uno de los aspectos clave es la formación específica del profesorado. No basta con conocimientos generales; se requiere una preparación concreta sobre autismo y, sobre todo, vocación para trabajar con estos niños. Ana nos indica: “Es fundamental que el docente haya elegido estar con estos pequeños y comprenda sus necesidades”.

Los niños con TEA suelen necesitar una regulación sensorial especial. Por ejemplo, algunos se sienten calmados en una hamaca de licra colgada del techo, otros prefieren camas elásticas u otros materiales adaptados a cada caso. Cuando hay varios niños en un aula, cada uno debe disponer de un espacio y recursos que le ayuden a autorregularse.

Además, la organización del aula, la distribución de muebles y materiales, es diferente a la de un aula ordinaria. Aunque estas diferencias pueden pasar desapercibidas, son clave para que los niños aprendan y se sientan cómodos.

Entre la incertidumbre y la frustración, las familias afectadas por la falta de un aula TEA en Conil cuentan cómo esta ausencia repercute en sus hijos. Las familias denuncian la falta de respuesta efectiva: “Nos dicen que hay plazas en aulas específicas, pero no pedimos eso. Exigimos un aula TEA”.

Fátima, comenta: “Está acostumbrado a sus compañeros y a su maestra, y ahora debe cambiar a un aula que no sé si estará preparada para él. No es un aula TEA, y eso marca la diferencia.” Ana, recuerda que tuvo que trasladar a su hijo a un colegio con aula específica tras una resolución oficial: “Mi hijo era feliz en su cole y ahora no quiere ir. Fue un desastre”.

Lucía Narváez, presidenta de la Federación Local de Asociaciones de Familias del Alumnado (FLAFA), reflexiona: “Estamos muy lejos de una educación inclusiva real. Hay que transformar la educación para que cada niño aprenda a su manera en el aula ordinaria”.

A pesar de todo, destacan experiencias positivas en entornos educativos.“Los compañeros de mi hijo sabían que tenía autismo y siempre querían ayudarle. Ese cariño no se sustituye”, dice Ana. Fátima añade: “Mi hijo tuvo una maestra maravillosa que se volcó con él desde el principio, incluso hizo formación específica”. Pero la realidad actual contrasta: “Con uno solo ya hay que atender, no puede exigirse que haya cinco niños para abrir un aula especializada”, reclaman.

Muchas familias afrontan estas situaciones en soledad. Por eso, “romper el silencio es el primer paso para conseguir recursos y visibilidad”, recuerda Lucía. Ella subraya que esta lucha comenzó gracias a madres como Ana y Fátima que se atrevieron a dar ese valiente paso. Hablar, insiste, es esencial para avanzar y ofrecer apoyo tanto a niños como a adultos con autismo.

Muchas familias reconocen que han tenido que ocultar momentos difíciles por miedo al qué dirán. Aun así, confían en que la sociedad es cada vez más consciente, y que el esfuerzo colectivo está dando pasos hacia adelante. Aunque, admiten, el camino aún queda camino por recorrer.

La reivindicación social

El pasado 27 de mayo, se produjo una manifestación para exigir la creación inmediata de un aula TEA en el colegio CEIP de El Colorado, actualmente sin recursos básicos para una educación inclusiva.

Mensajes como “Todo por nuestros niños y niñas” o “Por una educación inclusiva de calidad” marcaron la protesta. En el manifiesto se resaltó: “¡Se acabó el silencio! Un aula TEA no es un lujo, es una necesidad urgente y un derecho básico”.

Al final de la marcha, se colgaron pancartas en la entrada como símbolo de una lucha que no cesará. La ciudadanía dirigió su llamado al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, recordándole que estos niños no son cifras, sino personas con derecho a una educación digna.

La presidenta de FLAFA, hace un llamamiento sentido a los responsables políticos: “Cada vez que una familia plantee una necesidad, pónganse en su lugar. Imaginen que es su propio hijo quien necesita ese aula TEA. Gobernar con empatía es fundamental, porque sin ella no se lograrán mejoras”. Reconoce que gestionar tantas situaciones es complejo, pero subraya que solo con comprensión y humanidad se podrá avanzar en la creación de recursos y en la mejora del bienestar de estas familias y de toda la comunidad.

Al respecto, la federación local de Asociaciones de Familias ha convocado una protesta para el domingo 15 de Junio. “Seguimos con la lucha!! os esperamos el domingo 15 de junio en la explanada del piojito. No faltes entre todos y todas lo conseguiremos”, indican.

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