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Lunes 23/06/2025
 

Curioso Empedernido

Tiempos de torpeza

Debemos tener siempre en cuenta lo que decía Montaigne: “No perder nunca el contacto con las personas”

Publicado: 19/06/2025 ·
13:06
· Actualizado: 19/06/2025 · 13:06
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Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Dicen que los personajes acaban siendo devorados por su entorno y siendo presos de sus ineptitudes y torpezas. Vivimos unos tiempos en los que echamos de menos, sobre todo en el universo de la política , a quienes desde sus aptitudes y habilidades transforman la realidad y crean las condiciones necesarias para que la vida sea como los ciudadanos y ciudadanas quieren que sea, para que todo parezca como a ellos les gusta a pesar de los pesares.

Vemos como en los caminos , llenos de obstáculos e inconvenientes , vamos dejando atrás risas, llantos y escalofríos , dignidades y vergüenzas , jirones de piel , ilusiones , ideales y buenas intenciones , que serán pasto de las llamas del Dios del mercado , que todo lo compra, lo vende y lo prostituye .

Los hechos, los datos y sus consecuencias nos dicen que en más ocasiones de las necesarias son tiempos de torpeza, y que incluso cuando estamos en lugares inmejorables y en condiciones óptimas, no logramos avanzar y ganar nuestro futuro , cuando estamos en la tercera década sufrimos la tragedia de los grandes desfases y desequilibrios.

No debemos incurrir en querer justificar nuestros errores, queriendo culpabilizar a los demás de lo lamentable de nuestras actuaciones, mirando para otro lado o dilatar nuestras decisiones en asumir nuestras responsabilidades. Algunos solo desean lo que ya conocen y se niegan a hacerse preguntas y ponerse en cuestión para resolver sus dudas.

Quienes actúan con torpeza desde la política, en lugar de ser impulsores y motores de una nueva realidad más moderna, se suelen anclar en un discurso anacrónico y endogámico, cateto y sin sentido, son como la muralla que nos impiden alcanzar el objetivo.

Hay por hoy, en 2024, más que la locomotora que avanza, nos sitúan en el furgón de cola, y son un lastre que no nos dejan ocupar el lugar que nos corresponde y desconocen las claves para comprender la realidad porque la ignoran y debemos tener siempre en cuenta lo que decía Montaigne: “No perder nunca el contacto con las personas”.

Una de las mejores vacunas contra la torpeza es no paralizarnos mirando el pasado, ya que será el vehículo seguro para repetir nuestros errores y dar la espalda al futuro. Es necesario que los políticos deben cumplir su cometido con honestidad, con honradez y con transparencia. Sin embargo, no son ellos en modo alguno los encargados de dictaminar que es bueno y que es malo , ser representante de la ciudadanía confiere legitimidad política, pero no en todos los casos autoridad moral.

Por ello, hemos de estar preparados desde nuestro papel de ciudadanos y ciudadanas, para ejercer con total autonomía nuestra función. Con frecuencia somos sometidos a atentados contra la tolerancia y el buen gusto , a bombardeos superficialidad y frivolidad , donde lo importante no es la verdad sino llamarnos la atención con fórmulas demagógicas y populistas.

La calle es el gran reto de muchos políticos para no terminar instalados en la torpeza , para ganar la opinión y el precio del pueblo , ser el alma y la voz del mismo , saber oír y ver para recoger sus demandas e inquietudes , es una actitud ética que algunos pierden cuando acceden al poder.

Si algo agradece el contribuyente de a pie, ese  que religiosa y resignadamente pago sus impuestos, es la sinceridad y la cercanía en quienes ellos con su votos han colocado al frente de las instituciones. Por eso les exigen que sean capaces de ilusionarles, que les hablen con claridad y sencillez, y se comporten como ellos, no en un ser arrogante, en el que la mentira sea el cimiento de la soberbia, que convenzan desde el trabajo y la autenticidad.

 

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