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Capirotes morados desde San Agustín para poner el toque clasicista de la jornada de Domingo de Ramos en Cádiz. Horas después del júbilo de la entrada de Jesús a lomos de un pollino, el público veía como el Señor esperaba paciente la hora de su muerte sentado en una piedra antes de ser crucificado. La crudeza de la espera en un pose que tallara Jacinto Pimentel, imprimiéndole dolor con solo contemplar esa espalda.
La cofradía, que el pasado año no pudo completar su recorrido por culpa de la lluvia, se plantó en la calle con un cortejo exquisito en sus formas. Cerrando, el palio de la Amargura. Una de las imágenes esperadas en la Semana Santa gaditana. Un conjunto para deleitar aquien lo contemple con la dolorosa de Sebastian Santos, el completo palio y el andar de una cuadrilla que sabe dar elegancia y pausa al caminar de la Señora de San Agustín.
