Lo más inquietante de la deriva de la economía española no es, con serlo, la espectacular recesión en la que está inmersa sino lo que va a durar. En 2010, volveremos a registrar tasas de crecimiento negativas y, a partir de ese año, el PIB no se incrementará por encima del 1,5% durante un período de tiempo imprevisible. Esto augura un panorama estremecedor y un empobrecimiento notable de las familias españolas. ¿Por qué sucederá esto? Porque el Gobierno no ha adoptado medida alguna para sacarnos de la crisis y sí numerosas para agravarla y prolongarla. Sólo un cambio radical de la política económica podría modificar ese trágico escenario.
Según parece, Zapatero quiere ofrecer un gran pacto de Estado al PP para afrontar la crisis. Eso está muy bien pero lo esencial es cuál será el contenido del mismo. Si el Ejecutivo socialista se empeña en disparar el gasto público, se niega a introducir reformas liberalizadoras, sobre todo en el mercado laboral, rechaza bajar los impuestos, etc., cualquier acuerdo con él sería suicida para el PP y letal para la economía. Lo importante no es una oferta propagandística de acuerdo sino en qué se concreta y es complicado pensar que el PSOE y su Gobierno aceptarán aplicar las políticas económicas sin las cuales es imposible salir de la crisis.