En una época marcada por la polarización, la banalización del debate público y la creciente fragilidad de nuestras instituciones, libros como
La Transición y la deriva del presente se vuelven no solo valiosos, sino urgentes. Salvador Pérez Bueno, testigo directo y protagonista activo de la Transición española, se asoma aquí no con nostalgia ni con paternalismo, sino con una mirada crítica, informada y profundamente comprometida con el porvenir democrático del país.
Este ensayo político es mucho más que un repaso a los hitos del pasado reciente. Es, ante todo, una llamada de atención. Con un lenguaje sobrio, sin estridencias ni concesiones al oportunismo, Pérez Bueno lanza una pregunta que resuena en cada página: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Y más importante aún: ¿cómo salir del laberinto de crispación, desgaste institucional y desafección ciudadana en que nos encontramos?
La obra parte del análisis de los años de la Transición, no para mitificarlos ni para destruirlos, sino para comprenderlos. Pérez Bueno, que participó desde dentro en muchos de los procesos clave, reconstruye ese momento con matices, reconociendo sus aciertos y sus renuncias. Pero su foco principal está en el presente: en los síntomas de deterioro democrático que afectan a España, entre ellos el secuestro del sistema por parte de las élites partidistas, la pérdida de contrapesos reales al poder y el avance imparable de discursos populistas que apelan a la emoción antes que a la razón.
En un contexto donde todo parece reducible a bandos irreconciliables, este libro propone una alternativa: la recuperación del pensamiento crítico, del diálogo político sin trampas, y de una ciudadanía exigente, no domesticada por el relato dominante. El autor denuncia la partitocracia con claridad, pero sin caer en la deslegitimación del sistema democrático. Al contrario: lo defiende con firmeza, precisamente porque lo cree aún reformable.
La Transición y la deriva del presente no es un libro de combate, pero sí de resistencia. Resistencia frente al conformismo, frente a la manipulación, frente al olvido de lo que costó construir un sistema que hoy parece a la deriva. No ofrece recetas fáciles, ni titulares efectistas. Pero sí deja claro que, sin memoria crítica ni ciudadanos libres, ninguna democracia puede sostenerse demasiado tiempo.