En un tiempo donde el amor conyugal parece cada vez más frágil y sometido a la presión de las rutinas, los conflictos cotidianos y las expectativas idealizadas, David Cercas Rueda propone una mirada profundamente realista y esperanzadora sobre el matrimonio. Su nuevo libro,
El arte de un matrimonio feliz (Arcopress, 2025), se presenta como una guía clara y práctica para quienes desean recuperar la chispa, superar bloqueos y volver a elegir a su pareja cada día, con conciencia y compromiso.
Lejos de los enfoques teóricos o las fórmulas mágicas, Cercas ofrece un recorrido vivencial que nace de su experiencia de más de veinte años acompañando a parejas en momentos de crisis y transformación. Como especialista en orientación familiar y director del programa online
Fortalece tu Matrimonio, ha ayudado a cientos de matrimonios a reconstruir sus vínculos sobre bases más sólidas: el perdón, la empatía, la comunicación madura y la complicidad.
El libro parte de una premisa sencilla pero poderosa: el matrimonio no es el final del amor, sino el verdadero inicio de un camino compartido. Para recorrerlo, es necesario aprender a cuidar el vínculo como un arte que requiere atención, inteligencia emocional y voluntad. En este sentido, el texto está lleno de herramientas concretas para afrontar los conflictos cotidianos sin caer en el reproche, gestionar las diferencias con madurez y salir del estancamiento afectivo.
A través de ejercicios sencillos, propuestas de diálogo y reflexiones profundas,
El arte de un matrimonio feliz invita a salir del automatismo relacional para volver a mirar al otro con gratitud y ternura. El autor no evita los temas difíciles —el orgullo, la indiferencia, la resignación—, pero los aborda con un enfoque centrado en la acción, no en la culpa. Es un libro pensado tanto para quienes atraviesan una crisis como para quienes simplemente quieren fortalecer lo que ya tienen.
Cercas logra, con un estilo directo y empático, transmitir que el amor duradero no es un regalo que se recibe una vez y para siempre, sino una tarea diaria que puede transformarse en fuente de alegría, serenidad y crecimiento mutuo. No se trata de idealizar la vida en pareja, sino de volver a creer que merece la pena cuidarla.