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Desde mi azotea

El chocolate del loro

Murcia, Extremadura y las Islas Canarias son las comunidades con más casas de apuestas por habitante

Publicado: 13/07/2025 ·
14:46
· Actualizado: 13/07/2025 · 14:46
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Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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Los juegos de la ONCE, la lotería nacional, primitivas, bingos, apuestas online y otros podemos catalogarlos como el chocolate del loro. Una gran diversidad de juegos a gran escala que atraen a millones de personas gastando cada día su dinero por comprar una participación en las diferentes demandas a ver si salen de la pobreza o trincan un pellizco. Es, como dice la ONCE, “la ilusión de todos los días”. Pero no pasa de eso, de ser una ilusión, ya que la probabilidad de que os toque un premio es de muchos ceros a la derecha. Por ejemplo, el Sueldazo fin de semana tiene cada sábado y domingo más de 550.000 cupones premiados con distintas cantidades; pero la probabilidad de ganar el primer premio es de 1 entre 5,5 millones. Y acertar el Cuponazo significa una probabilidad de 1 entre 15 millones (150 series x 100.000 números). Y todavía queda más chocolate.

Veamos ahora las loterías del Estado. En el primer premio de la lotería nacional la probabilidad que toque es de 1 entre 100.000 y las mismas probabilidades para el segundo y tercer premio; y a las 4 cifras, 1 entre 2.000. Es pues cosa difícil, aunque alguna posibilidad más hay que jugar a la ONCE. En los casos de la Primitiva, va según categoría. En el especial (6 aciertos+reintegro) las posibilidades son de 1 entre 140 millones de apuestas. Si solo son 6 aciertos -sin reintegros ni complementario-, 1 entre 14 millones de apuestas; los de 5 aciertos más el complementario la posibilidad es de 1 entre 2,3 millones de apuestas y, por último, el de solo 5 aciertos; 1 entre 55.000 apuestas. Y en el Euromillones ganar el máximo premio también es de 1 entre 140 millones de participaciones. Como comprobarán, jugar a los diferentes sorteos existentes es harto difícil que toque y, aunque no es imposible, hay que ser muy afortunado si nos toca algo; porque las probabilidades son mínimas para recoger beneficios.

En cuanto a qué hace la ONCE con las ganancias de sus sorteos es su Fundación la encargada, la cual gestiona iniciativas destinadas a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, especialmente en áreas como la formación, el empleo y la accesibilidad. También promueve la inclusión social y la igualdad de oportunidades a través de diversos proyectos y programas. Podemos decir pues que, al menos, nuestro dinero perdido sirve para algo. Las loterías del Estado son una de las principales fuentes de ingresos del Gobierno y se destinan a garantizar servicios básicos -como la sanidad, la educación y las pensiones-, así como todas sus acciones, programas, prestaciones, proyectos, inversión en infraestructura y el funcionamiento de la estructura estatal (empleados, funcionarios, etc.).

Desde el 1 de enero de 2020 la presión fiscal que deben soportar los premios es la siguiente: hasta 40.000 euros estaría exento y a partir de esa cantidad se paga un 20 por ciento del premio. Por ejemplo, del Gordo de navidad de 400.000 euros, se cobran 320.000 euros netos, el resto para Hacienda. Y si compartes el décimo, tendrás que distribuir el premio proporcionalmente entre los participantes. En el caso de El Millón (juego asociado a Euromillones), la exención es de 24.000 euros, dado que solamente se juega 0,30 euros del total apostado. Es el límite exento de impuesto que se aplica proporcionalmente en caso de apuestas menores a 0,50 euros. El Estado copa el 35 por ciento de todo este mercado. Solo por el Sorteo Extraordinario de Navidad se embolsa en torno a 160 millones de euros. La segunda mayor empresa del sector es la ONCE, con una cuota de casi el 15 por ciento.

Murcia, Extremadura y las Islas Canarias son las comunidades con más casas de apuestas por habitante. También son las comunidades donde se encuentran más ludópatas. La ludopatía o juego patológico se ha definido como un impulso irreprimible de jugar y/o apostar. La palabra se origina del latín ludus, que significa “yo juego”, y la palabra griega pathos, que significa afección, enfermedad o pasión por el juego. Es la otra parte del chocolate, quizás la más amarga y la que menos gusta pero que es una realidad. Se estima que el 1,4 por ciento de la población mostraría un posible juego problemático. La Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) cifra en alrededor de 8.000 los pacientes a los que atiende en la actualidad. Si alguien cree que puede estar afectado por el juego, puede acudir a FEJAR o inscribirse en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego (RGIAJ) para que le prohíban participar en juegos de azar. En fin. Se puede estar participando toda la vida y no haberte tocado alguna vez más que el reintegro. Al menos queda el consuelo que parte de tu dinero irá para fundaciones benefactoras (ONCE) e inversiones públicas (Loterías del Estado).

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