Fran Pareja nació en Barbate en 1996, y lleva su tierra por bandera allá donde va. Hoy, afincado en Chiclana, se ha convertido en un referente de superación personal y artística. Diagnosticado a los 15 años con síndrome de Tourette, Fran conoce bien lo que significa sentirse limitado por una etiqueta médica y enfrentarse al rechazo.

“Desde pequeño, siempre me ha apasionado el baile. Sin embargo, a los 15 años, fui diagnosticado con el síndrome de Tourette. A partir de ese momento, construí una barrera mental convenciéndome de que no podría dedicarme a la danza debido a mi discapacidad”, explica. Aquella barrera no era solo física o neurológica, sino emocional. Era el muro de los prejuicios, de las expectativas ajenas y del miedo a no ser suficiente.

Durante años, Fran tuvo que enfrentarse no solo a los retos de su condición, sino también a la incomprensión de quienes no veían posible su sueño. “Me ha costado mucho llegar a donde he llegado porque nadie creía en mí”, reconoce con sinceridad. Sin embargo, encontró su refugio y su fuerza en el baile, al que considera casi una medicina para el alma: “Creo que hay personas que son más vulnerables mentalmente, pero en mi caso cuento con una fortaleza interior que me permitió enfrentar esta situación y salir hacia delante y, cómo no, con el apoyo incondicional de mis seres queridos”.

Ese apoyo, sumado a su tenacidad y disciplina, lo impulsó a sobrepasar sus propios límites. De aquellos primeros pasos llenos de miedo pasó a dominar el escenario, a brillar en competiciones y a recibir reconocimientos que antes parecían inalcanzables. En su palmarés destaca el Premio Duende al mejor bailarín solista de danza urbana a nivel nacional.

El pasado mes de mayo, Fran se proclamó campeón de España de Danza Urbana en un certamen celebrado en Ávila con más de 3.000 participantes. Este logro le valió un pase directo a la fase internacional en Europa, un nuevo reto que asume con la misma mezcla de ilusión y humildad que lo ha caracterizado hasta ahora. “Estoy muy contento y muy nervioso a la vez”, admite.

Pero su meta va más allá de los trofeos. Quiere que su historia inspire a otros. Quiere demostrar que el arte puede ser una herramienta para vencer el miedo, que la danza no es solo técnica, sino verdad, entrega y redención. Para Fran, el baile es la prueba viviente de que ningún diagnóstico debe dictar el destino de una persona.

Además de seguir formándose como técnico en farmacia, Fran continúa bailando con pasión y compromiso, participando en campeonatos y ejerciendo también de jurado en eventos de danza urbana. No olvida sus raíces ni el apoyo que ha recibido de su tierra: “Soy Barbateño y muy orgulloso de mi tierra. Toda mi familia vive allí y me gustaría poder sentir ese calor y cariño de mi gente”.

Hoy, cuando se prepara para representar a España en el campeonato europeo, Fran Pareja simboliza mucho más que un triunfo personal. Es la encarnación de la lucha contra los prejuicios, del poder transformador del arte y del valor de seguir soñando incluso cuando todo parece en contra. Su historia es un recordatorio de que las barreras existen para ser derribadas y que, a veces, la victoria más importante no es la que se celebra con un trofeo, sino la que se conquista en el interior.