A las ocho de la mañana de este domingo dio comienzo en Cádiz una de sus celebraciones religiosas más tradicionales, la festividad del Corpus Christi. La jornada se inició con el traslado del Señor del Milagro, titular de la Hermandad de La Cena, hasta el altar instalado en la calle Nueva. La imagen recorrió las calles Compás de Santo Domingo, Plocia, San Juan de Dios y Nueva, acompañada por la camerata de la Agrupación Musical Polillas.
Pocos minutos antes de las nueve y media arrancó la tradicional diana floreada, a cargo de la isleña Banda de Música Maestro Agripino Lozano. La agrupación recorrió el mismo itinerario que más tarde seguiría la procesión eucarística, desde la Catedral hasta Compañía, Santiago, Plaza de Candelaria, Cardenal Zapata, San Agustín, San Francisco, Nueva, Plaza de San Juan de Dios, Pelota y regreso a la Plaza de la Catedral.
Simultáneamente, en la Catedral tuvo lugar el solemne pontifical del Corpus, presidido por el obispo diocesano, monseñor Rafael Zornoza. En su homilía, el prelado estuvo especialmente acertado al dedicar unas sentidas palabras a la situación actual del mundo, pidiendo por la paz global en un momento en que múltiples conflictos continúan afectando a distintas regiones del planeta. En la iglesia de Santa Cruz se celebró una eucaristía especialmente dedicada a los niños que este año recibieron su Primera Comunión, quienes también participaron en la procesión.
Uno de los momentos más esperados del día llegó a las 10.45 horas con el inicio de la procesión eucarística, que este año contó con una destacada novedad, la recuperación de las imágenes de los patronos de Cádiz, San Servando y San Germán, obras originales de Luisa Roldán, conocida como La Roldana.
La Roldana, pionera del arte escultórico en un tiempo dominado por hombres, dejó su huella en Cádiz con piezas como el Ecce Homo de la Catedral y el grupo escultórico de los patronos para el cabildo local. En 1692 fue nombrada Escultora de Cámara por Carlos II, un título que conservó bajo el reinado de Felipe V, convirtiéndose en la primera mujer en ostentar tal distinción.
Durante la procesión participaron hermandades, grupos parroquiales, movimientos eclesiales de la diócesis, niños de Primera Comunión y representantes de instituciones civiles, militares y religiosas. A las once de la mañana, la Virgen del Rosario -patrona de la ciudad- descendió desde la Catedral al son de la marcha Estrella Sublime, interpretada por la Banda de Música Maestro Dueñas del Puerto de Santa María, generando uno de los momentos más emotivos del cortejo.
Con la bendición final impartida por el obispo desde la puerta de la Catedral con el Santísimo, concluyó la procesión poco después de las 13.00 horas. A partir de ese momento comenzaron los traslados de regreso de los distintos pasos a sus templos.
El Beato Diego emprendió el retorno a su capilla recorriendo las calles Catedral, Compañía, Santiago, Candelaria, Montañés, Palillero, Novena, Valverde, Cánovas del Castillo, San José, Enrique de las Marinas y Bendición de Dios.
La Virgen del Rosario partió desde la Plaza de la Catedral hacia Santo Domingo por Pelota, San Juan de Dios y Sopranis, nuevamente acompañada por la Banda Maestro Dueñas. Por su parte, el Señor de la Sagrada Cena inició su regreso desde la calle Nueva, transitando por San Juan de Dios, Sopranis y Compás de Santo Domingo, seguido por la Agrupación Musical Polillas.
