Hoy es uno de esos días que el estado corporal te deriva hacia momentos lúgubres de expansión. El abuelo Lucas no lo podía consentir. Coge su mascota y…, no, no, el octogenario no tiene perro. Desde siempre su mascota era el sombrero que le regaló su hijo.
Dejó que sus articulaciones inferiores dirigieran el garbeo. En pocos minutos, el abuelo se hallaba frente a la Catedral de la Asunción de la Virgen, ese imponente monumento renacentista que representa a la ciudad de Jaén. Contempla, una vez más, su fachada. Descansa en uno de los bancos de esa enigmática plaza.
Su hijo siempre le ha dicho que es “culico mal asiento”. Ya deja entrever su espalda por la calle Maestra. Más adelante, se interna en Martínez Molina. Poco antes de llegar a la iglesia de San Juan, a la altura de la plaza Rosales,
gira a la izquierda en busca de la calle Elvín. El ciprés del fondo delata la existencia de un jardín hispanomusulmán.
-¡Eh, eh!, abuelo Lucas. No se quede ahí estático, que debo terminar esta columna.
Atiende, -asevera el abuelo-, cuando te sitúas en el centro de la calle, tal como yo estoy ahora, y levantas la mirada, justo por encima del ciprés, algunas noches se observa en las almenas del castillo un halo blanco que en un principio los vecinos pensaban que era el reflejo de los focos que alumbraban la fortaleza, pero mucho tiene que ver esa aparición con la leyenda de Jazmyna, hija de un califa, y amante del entonces Condestable Miguel Lucas.
Resulta que en una de las refriegas, aprovechando que no estaba el dignatario en la ciudad, entró una avanzadilla enemiga arrasándolo todo. Dieron con la hermosa mujer y uno de los jefes la mancilló y cuando hubo satisfecho sus deseos más ardientes, todavía exhausto por el esfuerzo realizado para domar a la doncella, recibió un fuerte bocado en uno de sus brazos. El usurpador, ciego de ira, acabó con la vida de Jazmyna.
Desde entonces vaga el fantasma de la bella mujer por el castillo de Jaén.
Será su espectro el que se contemple desde esta calle.
Esta noche volvemos…, por si podemos verla.
