Poder, poder y poder

El poder siempre ha fascinado a los politólogos. Puede ser inmenso o reducirse a un simple gesto, una palabra, una mirada. También se manifiesta en la capacidad de acumular competencias o repartirlas entre afines. Eso es justo lo que ha ocurrido en nuestro ayuntamiento La reciente reestructuración de Germán Beardo ha demostrado que se prioriza la opacidad y el amiguismo sobre la gestión eficaz. De un plumazo, se ha apartado a Millán Alegre, con amplia experiencia en Medioambiente, para sustituirlo por Jesús Garay y sus, presuntamente, tramas con el trenecito o del caso Puerto III.
Esta tribuna esta cargada de poder, pero para que despertéis del letargo en el que estáis sumidos desde 2019 El poder sirve para poner y quitar cargos de confianza, para que los portuenses olviden promesas rotas y posen sonrientes en fotos con Calleja o quien toque. El poder sirve para que cuando se venda al mejor postor un trozo de historia de nuestra ciudad, como terminará pasando con la Bodega Campbell o las cuevas canteras, haya quienes agradezcan que este verano Nicky Jam visite el Puro Latino. Esto es así porque el poder adormece, controla y exonera de cualquier conciencia moral que alguna vez tuvisteis, queridos vecinos. 
Esta tribuna esta cargada de poder, pero para que despertéis del letargo en el que estáis sumidos desde 2019. Recordar que el poder de decidir sobre los que gobiernan siempre residirá en el pueblo. Ejercedlo cuando vuestros hijos no tengan plaza en un instituto público, pero el hijo de aquel con apellido compuesto tenga su plaza asegurada, a golpe de cheque, en los concertados o privados. Ejercedlo cuando a falta de una ciudad limpia, segura y accesible os vendan cabalgatas, fiestas y fuegos artificiales del señor Calleja.
Hoy quiero dejar mi reflexión final al padre del poder, Max Weber. “El poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de su probabilidad”.