Nuestras historias y biografías se construyen paso a paso y minuto a minuto. Todos los que han llegado a algún sitio, quienes se han propuesto una meta y la han conseguido, en la mayoría de los casos, salvo excepciones, ha sido a base de esfuerzo y sacrificio , de que no nos regalan nada, ni nada es gratuito y han tenido que pagar el peaje del camino ,incluso a aquellos que las circunstancias parecen haberles beneficiado.
Claro está, queridos lectores, que ustedes podrán decirme y con razón, que hay gente que a pesar de su lucha y batalla diaria no obtienen el triunfo que esperan con ansiedad, y es que tal vez estemos obsesionados por los resultados más que por gozar de todo lo que vamos encontrándonos día a día en nuestro paso por la vida para construir nuestro propio YO.
Es cierto que en nuestra sociedad; en la que el egoísmo y el materialismo le ganan con frecuencia la partida al altruismo y la solidaridad nadie regala nada, la suerte nos la trabajamos cada uno, y tal vez la mayor fortuna es poder hacernos fuertes y abrirnos al criterio, a las opiniones y a las críticas de los demás, sin que eso nos suponga entrar en crisis o sentirnos invisibles.
Conseguir nuestro alimento diario para poder crecer, tener nuestro pan para hacer el camino es poder avanzar y no estar siempre enganchado al retrovisor de nuestras huellas, sin mirar lo que tenemos delante de nuestras narices. Debemos saber andar en cualquier terreno y con cualquier calzado , sin olvidar que podemos caernos y que ello no constituya n fracaso , una tragedia o una catástrofe.
Debemos ser capaces también de limpiar nuestros juicios sobre las personas, las cosas y las situaciones de humores no recomendables, toxinas y malos rollos que no necesitamos y que nos llena de prejuicios que lejos de impulsarnos a avanzar nos paralizan.
De todas formas, las personas como los edificios, sorprendemos más por lo que ocultamos y escondemos que por lo que mostramos y enseñamos, y en más ocasiones de las necesarias desconocemos a quien tenemos a nuestro lado, quizás porque estamos más pendientes de nosotros mismos y nos encerramos en nuestras urnas de cristal, en lugar de perdernos por las calles y plazas para aprender de los demás.
Hemos de ser capaces de probar sabores de distinta naturaleza en platos diferentes, y calzarnos las botas de otros para deleitarnos con sus gustos o descubrir sus rutas e itinerarios internos o externos, no es posible o imposible, ni fácil ni difícil, es ganar algo que hoy no abunda, humanidad.
Cada quien y cada cual venimos al mundo con nuestro pan bajo el brazo con nuestro capital genético, que podemos aprovechar o desperdiciar , podemos quedarnos quietos , hacer camino al andar, asumir riesgos y admitir que constatar nuestros errores es el primer paso para superarlos , sin necesidad de ser osados o temerarios.
En el transcurso de nuestras historias y biografías, descubrimos que nuestros mejores amigos y los peores enemigos, somos nosotros mismos, por eso no debemos aspirar a ser perfectos, a no tener ningún fallo, porque eso además de ser una gran mentira es tremendamente aburrido.
Literariamente y en los relatos de ficción , solemos reservárselo a los héroes y a los mártires , para construir historias increíbles , y narrar las proezas de personajes que son presentados de una sola pieza, monolíticos , inflexibles y tristemente exentos de contradicciones que es la máxima aspiración de ser humanos. Cada día tenemos una escalera delante de nosotros , somos protagonistas de un estreno e iniciamos una nueva carrera.
