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Fatiga mental bajo control: así es el tatuaje que mide tu mente en tiempo real

Un tatuaje electrónico adherido a la frente registra cada cambio sutil en su actividad cerebral

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  • Tatuaje en la frente. -

No emite luz, no suena, ni vibra. Pero está ahí, adherido con delicadeza sobre la piel, casi invisible. Un pequeño dispositivo que parece sacado de una novela de ciencia ficción y que, sin embargo, ya es real. En el silencio absoluto de un laboratorio, mientras una persona resuelve problemas complejos, un tatuaje electrónico adherido a la frente registra cada cambio sutil en su actividad cerebral. No mide el pulso. No monitoriza los pasos. Va mucho más allá: detecta el esfuerzo mental antes de que tú mismo seas consciente de él.

En una época en la que el agotamiento cognitivo se ha convertido en una amenaza silenciosa para millones de personas, desde cirujanos y controladores aéreos hasta estudiantes o conductores profesionales, un grupo de científicos ha logrado lo impensable: leer en tiempo real la fatiga mental a través de un tatuaje inteligente, tan fino y discreto como una calcomanía infantil.

Este desarrollo, obra de la Universidad de Texas en Austin, en colaboración con el laboratorio médico del ejército de EE. UU., ha sido bautizado como e‑tattoo, un dispositivo capaz de medir las ondas cerebrales (EEG) y los movimientos oculares (EOG) de forma continua, precisa y no invasiva. El parche está fabricado con materiales flexibles, ultraligeros y transpirables, como polímeros con grafito conductor, que permiten capturar datos neurofisiológicos durante más de 28 horas seguidas, incluso en condiciones de sudor, movimiento e interacción física intensa.

Pero la clave no es solo su hardware. El e‑tattoo se convierte en una revolución porque puede captar señales complejas y traducirlas gracias a un algoritmo entrenado con inteligencia artificial. En las pruebas realizadas con seis voluntarios que se enfrentaron a la prueba dual N‑back —uno de los tests más exigentes para la memoria de trabajo y la atención sostenida—, los investigadores comprobaron que el dispositivo era capaz de distinguir con gran precisión entre estados de alta concentración y momentos de declive mental.

Las ondas theta y delta aumentaban con el esfuerzo, mientras que las alfa y beta —asociadas al reposo y la actividad automática— caían. El sistema no solo detectaba estos cambios, sino que aprendía a anticipar el agotamiento, avisando justo antes de que el rendimiento mental comenzara a desplomarse.

Este hallazgo abre un campo fascinante: el de los sistemas de alerta cognitiva preventiva. Profesionales que trabajan al límite podrían recibir una señal de advertencia antes de cometer un error por exceso de carga mental. Un piloto, un neurocirujano o incluso un atleta de élite podrían beneficiarse de esta lectura invisible del estado de su mente, sin necesidad de cables, geles ni equipamiento pesado.

Y lo más impactante es que esta tecnología no solo es avanzada, sino también accesible. A diferencia de los costosos cascos EEG —que pueden superar los 15.000 dólares—, este tatuaje cerebral se basa en electrónica desechable y asequible. Cada parche ronda los 20 dólares, y el lector portátil no supera los 200 dólares. Esto podría democratizar el acceso a biometría cognitiva en tiempo real, tanto en entornos laborales como en el ámbito personal.

Además, los investigadores han desarrollado diseños biomiméticos, con espirales y curvas que imitan la arquitectura de la piel, para maximizar la adherencia y mejorar la calidad de las señales recogidas. Aunque por ahora solo funciona en zonas sin vello, ya se están desarrollando versiones capaces de operar bajo el cabello, lo que ampliaría su alcance a toda la cabeza.

El e‑tattoo podría integrarse con gorras, cascos, gafas o auriculares inteligentes, dando lugar a sistemas híbridos que no solo midan el estado de la mente, sino que también reaccionen en tiempo real. La idea de un entorno que responde al estado mental de la persona —apagando notificaciones, deteniendo tareas críticas, o simplemente sugiriendo una pausa— ya no es ciencia ficción.

Este avance plantea también nuevas preguntas. ¿Qué pasaría si las empresas comenzaran a monitorizar el esfuerzo mental de sus empleados? ¿Podría el exceso de carga cognitiva ser motivo de prevención laboral? ¿Estamos cerca de una nueva revolución en el cuidado de la mente, donde sabremos cuándo parar antes de rompernos?

Quizás este tatuaje electrónico no sea solo un dispositivo. Quizás sea el primer paso hacia una era donde aprendamos a escuchar al cerebro como nunca antes. No con intuiciones o síntomas difusos, sino con datos precisos, continuos y visibles. Un espejo sobre nuestra mente. Una oportunidad para cuidarnos de verdad.

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