Sí, me parece un milagro de Almonte y la Junta de Andalucía, tanto monta, a propósito de sus caballos y la universal romería que hacen cada año el millón de personas sobre las arenas de El Rocío y la invasión pacífica y alegre con la perspectiva de ver un año más a la Blanca Paloma por esos caminos que no parecen tener fin. La consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad poniendo en primera línea esa maravillosa idea de hacer accesible una romería tan universal y por ende onubense y andaluza, ha tenido el acierto -¡¡¡Huelva, Huelva, Huelva!!!- de reunirse con el alcalde de Almonte “para analizar las posibles vías de colaboración que se pueden poner en marcha para el desarrollo de un Plan de Accesibilidad para El Rocío”. La noticia no parece haber despertado ese entusiasmo que suele caracterizar a todo lo rociero y ello explica -no me cansaré de recordarlo- esa falta de visualización que existe entre aquellos afectados directa y/o indirectamente soportando no solo el peso de la desigualdad física ante los demás, sino la indiferencia y la escasez de iniciativas para atenuar si no alejar ese fantasma que tantos estragos físicos y morales ha ocasionado.
La sensibilidad del alcalde de Almonte ante la presencia de la consejera de Igualdad ante todo puede tener un impacto de incalculable valor porque lo más probable es que ante esta oportunísima visualización del problema y las muchas perspectivas de atenuarlo que ofrece –insisto-, El Rocío va a ganar muchos enteros y una visión cada vez más universal ante la perspectivas, como sucede con otros santuarios de todos poco conocidos -Fátima, Lourdes, por ejemplo, y por su mayor cercanía y antigüedad- de todavía una mayor afluencia de peregrinos, que -valga el ejemplo- como sucede con el Camino de Santiago en ciernes por lo que respecta a su materialización, y como sucede partiendo desde la capital, tendrá nuevos senderos para El Rocío a partir de cada una de las provincias andaluzas que ahora mismo, a lo mejor dos veces al año y con discreta participación, tendrán a partir de entonces una continuidad deseable y confirmatoria del fuerte tirón de esas Marismas de Almonte que lo dicen todo partiendo desde la advocación rociera que sustentan.
Sí, lo del camino es un asunto que parece estar ralentizado, algo razonable teniendo en cuenta los muchos intereses a veces no deseables de quienes pretenden ser protagonistas en mayor o menor grado pero nunca aceptando el protagonismo que sería difícil cuestionar como sucede con otros santuarios a los que me estoy refiriendo. Lo del camino sería un elemento beneficiario de ese para mí ya entrañable y acertado proyecto que, ante todo, “refleja el firme compromiso de ambas administraciones con la igualdad de oportunidades y la eliminación de obstáculos para las personas con discapacidad”. Sí, lo entiendo perfectamente porque yo he frecuentado El Rocío desde distintos ángulos y escenarios, desde las indispensables visitas al santuario a la participación y haciendo el camino desde Huelva, San Juan del Puerto y Gibraleón, a bordo de un todo-terreno que me abrió ese y otros muchos caminos de libertad, incluso participando en reuniones familiares inolvidables en los últimos años…
El Rocío tiene para mí, a pesar de una secuela de polio en ambas extremidades inferiores y ahora sujeto a un vehículo que ante todo me sigue dando mucha libertad a pesar de tantos descuidos, olvidos y pésima ejecución de proyectos, todavía más pésimos en materia de viales, parques, jardines, edificios de viviendas, centros sanitarios y públicos, como algún ayuntamiento que no supo predicar con el ejemplo… algo que El Rocío tiene que hacer posible que -como ha subrayado la ante todo onubense consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad- “una persona con movilidad reducida pueda ir a ver a la Virgen del Rocío porque eso se nos queda en el corazón”. Sí, fuera barreras arquitectónicas también en El Rocío e implantación de transportes públicos, privados y/o concertados aptos para el transporte de sillas de ruedas y aparatos eléctricos de mayor y menor envergadura… y autonomía personal más grata. Sí, no solo durante la romería y peregrinaciones extraordinarias, sino en cualquier momento visualizando algo que está pidiendo ser una realidad. Todo un reto aportando desde el diálogo y la mano tendida, para avanzar y conseguir una aldea de El Rocío accesible para todos. Eso, señor alcalde y señora consejera, y muchos más implicados que también tienen que visualizarse para no regatear medios. Sí, y al alcance de creyentes y no creyentes.