Era un grano muy enano… pero fue creciendo y creciendo y creciendo

Publicado: 16/05/2025
Autor

Younes Nachett

Younes Nachett es pobre de nacimiento y casi seguro también pobre a la hora de morir. Sin nacionalidad fija y sin firma oficial

Sin Diazepam

Adicto hasta al azafrán, palabrería sin anestesia, supero el 'mono' sin un mísero diazepam, aunque sueño con ansiolíticos

VISITAR BLOG
Llega el lunes. Subo a consulta… le muestro el forúnculo… acerca el dedo y grito ahhhh… El médico me mira y me dice “si no te he tocado...
Era un grano muy enano… pero fue creciendo y creciendo y creciendo. Al cabo de varios días pensé que de seguir a ese ritmo acabaría por hablarme. ¿Qué sería esa protuberancia que se asentó prácticamente sobre la piel de mi clavícula derecha? Lo tenía claro… era el principio de mi fin. Mi carácter pesimista y mi vertiente hipocondríaca se unieron para reventarme la cabeza e introducirme pensamientos en los que la muerte obtenía el papel de protagonista indiscutible. Toda una vida a tomar por culo por culpa de un bulto extraño que cada segundo sobresalía con más fuerza con el vil objetivo de robarme protagonismo. Voy a morir y eso me da asco, tristeza y envidia por quienes seguirán vivos. Siempre tuve claro que prefiero que se mueran los demás aunque ello conlleve escribir algún que otro obituario de esos bonitos que reciben muchos aplausos y likes en las redes sociales. Soy la persona que más quiero en este mundo y en mi humilde opinión, la más interesante. Cada día que pasa me conozco mejor y me encanta lo maravilloso que soy. Más gente como yo es lo que hace falta…

Mi querida Fátima me aconseja ir al médico… Ella pensó que era un grano enconado y ahora me dice que cree que es una simple verruga… Ay, sus palabras dicen una cosa pero seguro que está pensando que ya era hora de que alguien me venciera y me mandase al carajo. “Menos gente con tú es lo que hace falta”. “A ver, enséñamelo”… Pone cara de asco e insiste, “pide cita y que te lo miren…”. Ok, ok, pido cita a través de la aplicación Salud Responde y pasan las semanas y Salud no responde una mierda… Sí, por fin, lunes 5 de mayo a las 9.30 horas… allá que voy… Me santiguo y suelto un ‘Allahu Akbar’ en alto… que es mi manera de apostar al rojo y al negro en la ruleta de la religiosidad y la hipocresía del ateo que soy.

Llego a la Casa del Mar pero de repente la cita desaparece de la app del móvil… No sé qué consulta es. Decido hacer cola para preguntar… no funciona lo de la pantallita para coger número y me dicen que pida la vez… Soy el último y casi me mojo los pies en la playa del Carmen, así de larga era la cola. Doscientas cincuenta y tres horas más tarde, llego a la mesa número dos y me dicen que la cita se había modificado o había que confirmarla o qué se yo… que seguramente me llamaron por teléfono y no respondí a Salud Responde. Mi verruga y yo estamos enfadados. La miro con cariño porque tengo la sensación de que vamos a estar mucho tiempo juntos. No es tan fea, pienso. De hecho, fijándome bien, tiene buenas hechuras.  De seguir así me la jinco.

Pido otra cita. Me la dan para este pasado lunes. 08.24 horas. Durante el fin de semana voy a ver a mi madre a Benadalid. Le enseñó el aguacate. Casi vomita. “Vete al médico. Eso te lo quitan cortándola”… “Sí”, añade Fátima, “pasan un hilo y la eliminan”. ¡Callarse, por dios, callarse! Me duelen hasta las uñas… Pero mi vieja sigue… “Quítatela porque te puedes dar con la toalla al bañarte y…”… ¡Cállate, por dios, cállate!

Llega el lunes. Subo a consulta… le muestro el forúnculo… acerca el dedo y grito ahhhh… El médico me mira y me dice “si no te he tocado”… ya, pero no sé, es un mecanismo de defensa… No se ríe. “Es una verruga… necesitas cirugía menor, o ambulatoria… Baja y que te den cita”. No me jodas… bajo y ya funciona lo del número… me sale el T4M4… sale todo el abecedario y el sistema numérico en arameo y aramecago. Llega mi turno… “Uf”, me dicen en la mesa tres… “La cita para ese tipo de cirugías tiene una lista de espera de un año… hace poco era de un año y medio”. Lo miro y le digo que hombre, mi intención era ir este verano a la playa y follar, así que entiendo que de lo segundo me olvido porque con esa verruga enorme colgándome del pecho poco o nada tengo que hacer… No se ríe… En fin, qué le vamos a hacer. Pídala. “Pues ya te llamarán”. Pues mi verruga y yo estaremos esperando.

Martes. Polideportivo. Veo pasar a Fernando Arévalo (que escribe aquí al lado). Me mira y sé que piensa qué mierda hace un gordo y calvo jugando al baloncesto. Me da igual, me cae bien y sé que es médico… me acerco y le pregunto si en su centro médico quitan verrugas del tamaño de un melón… “Sí”… Se la muestro… “eso es un fibroma péndulo”… Joder, suena peor que verruga. Le sonrió… ¿voy a morir? “No… jajajajaja… habla ‘con no sé quién’ y que te haga presupuesto”… Vale, muchas gracias. Me siento como un coche viejo que va a entrar en el taller pendiente de presupuesto… como sea muy caro (es decir, si supera el precio de un kilo de acedías) mi fibroma (lo digo en fiserio) se quedará un año conmigo aunque ello conlleve que mi mujer solo acepte  hacer el amor con la luz apagada porque de lo contrario y al ritmo que crece, sería un trío pendular (hoy ya es más grande que mi pene). Y aquí lo dejo porque me suena el teléfono y puede que sea Salud Responde. Como no ponga solución, su excelentísima excrecencia Señor Moreno Bonilla, no cuente con estos dos votos, ni el mío, ni el de mi verruga   que para el año que viene tendrá el tamaño exacto para acudir a las urnas e incluso podrá extender de su alma venosa de papiloma el dedo corazón mientras que cierra los otros cuatro que le rodean.

© Copyright 2025 Andalucía Información