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Lunes 12/05/2025
 

Andalucía

Plantas autóctonas para reducir las islas de calor en áreas urbanas andaluzas

El Real Jardín Botánico del CSIC ha elaborado una lista con 178 especies vegetales con las que mitigar los efectos del cambio climático

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Combatir las altas temperaturas en las denominadas islas de calor de las áreas urbanas podrá realizarse contando con plantas autóctonas. Para ello, el Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado una lista con 178 especies vegetales, preferiblemente autóctonas, que contribuyan a la reducción de la temperatura superficial en zonas urbanas, mitigando los efectos del cambio climático.

Para ello, los responsables del proyecto han analizado durante varios meses más de tres centenares de plantas, las incluidas en el ‘Proyecto Paulia’, un programa que persigue combatir el fenómeno de las islas de calor en áreas urbanas de climas cálidos en Canarias y Andalucía.

La lista de plantas en la que ha trabajado un equipo investigador del RJB-CSIC “ha sido cuidadosamente seleccionada incluyendo, tanto especies autóctonas con propiedades ornamentales como otras que ya están en uso en jardinería”, explicó en su presentación la investigadora del RJB-CSIC, Laura Santamaría, que trabaja en el proyecto.

“Este catálogo se centra en especies tolerantes a la sequía y de bajo mantenimiento, garantizando su compatibilidad con las condiciones locales y su disponibilidad en viveros de la zona. Además, se quiere resaltar la importancia de evitar el uso de especies exóticas con potencial invasor que puedan alterar los ecosistemas preexistentes”, añade.

El ‘proyecto Paulia’

Cabe señalar que el proyecto está liderado por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), con la colaboración del RJB-CSIC, el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc), centro también integrado en el CSIC, y los servicios municipales de Granadilla de Abona (Sermugran) en Tenerife.

Su objetivo general es desarrollar una herramienta integrada para evaluar pequeñas áreas urbanas con vulnerabilidad climática, detectar los puntos calientes y aportar soluciones de actuación vinculadas al tipo de material de cobertura en los suelos y al índice y tipología de vegetación utilizadas como factores determinantes de la temperatura de la superficie del suelo, y del microclima en los espacios exteriores, que contribuya a la optimización de los espacios públicos de estas áreas.

Para ello se ha realizado la evaluación de pequeñas áreas urbanas y la detección y análisis de puntos calientes, mediante el mapeo a través de sensores meteorológicos e imágenes aéreas multiespectrales adquiridas con drones en combinación con imágenes satelitales que habilitarán la medición masiva en contextos específicos.

A partir del mapeo inicial de la trama urbana se realizará el pronóstico de puntos de actuación y la determinación de las correcciones necesarias para que las superficies de suelo y las zonas verdes de esos espacios públicos colaboren en la mitigación de las desviaciones climáticas observadas.

Así, se toman de manera continua datos ambientales e imágenes multiespectrales con dron de manera en las zonas de casos de estudio para construir un conjunto de datos que sirva para el entrenamiento de modelos de detección de anomalías climáticas. También se generarán modelos de predicción espacio temporal que permitan construir mapas futuros de variables ambientales.

El pasado mes de abril tuvo lugar el primer vuelo de dron en el núcleo de San Isidro, en Granadilla, uno de los diez núcleos urbanos del proyecto, el cual abarca todo el país.

Herramienta integrada

De forma paralela a la realización de este listado de 178 especies, se ha recopilado información detallada sobre cada planta (origen, tamaño, porte, transmisividad, superficie de la hoja, requerimientos edáficos, etc), lo cual será fundamental para completar otros objetivos clave del proyecto.

“Esta información ayudará a desarrollar una herramienta integrada que permitirá ofrecer soluciones basadas en la vegetación para mitigar el efecto de las islas de calor en las zonas urbanas más vulnerables. Los datos recogidos también servirán para caracterizar las propiedades de las especies y su interacción con los materiales del suelo, aspectos esenciales para el diseño de soluciones bioclimáticas efectivas”, indica el investigador del CSIC y responsable del proyecto en el Real Jardín Botánico, Jesús Muñoz.

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