Apagón y las leyes de la robótica
¿Que tendrá que ver una cosa con otra? En redes, medios de comunicación, en tertulias “oficiales”, “oficiosas”, “cafeteras” o incluso “familiares”, estos días no se para de hablar del famoso apagón total que España experimentó, más bien sufrió, el 30 de abril de este 2025. Y en el batiburrillo de intervenciones, unas doctas, aunque complejas, y otras sencillas de andar por casa, pocas se preguntan de si intervino la voluntad humana en fraguar este gigantesco acontecimiento. Parece que el respetable da por sentado que la RED de redes, está supervisada por programas informáticos, a modo de Inteligencia artificiales, que dotadas de complejos algoritmos pueden adoptar decisiones de cortar la corriente eléctrica si se producen determinadas circunstancias. Que toda la población de al menos dos países, que se sepa -Portugal y España-, se quedaran sin energía eléctrica, bien merece una reflexión profunda y serena, alejada de las controversias políticas y de la búsqueda de “culpables”. Saber el porqué es imprescindible para prevenir y ajustar lo que sea preciso fundamentalmente para conjurar la probabilidad de que ocurra de nuevo. -¡Que sí! ¡Que ya se sabe que con la electricidad no es posible lo imposible! -Que conseguir una infinita seguridad costaría una infinita cantidad de dineros. Porque el que electrones naveguen a velocidad de la “luz”, por cables de cobre u otros materiales conductores, sigue siendo un enigma, por más que la física haya descubierto leyes y le haya puesto nombre a conceptos, con los que matemáticamente sea posible operar. Lo de enigma se lo pueden preguntar a quienes pretenden bucear en la física cuántica. Alguien, sin concretar, decía aquello de que es imposible gestionar sistemas infinitamente seguros. Y parece que algo de razón lleva. No obstante las medidas de seguridad para que la red eléctrica se comporte con cierta estabilidad y funcione con bastantes garantías es, más que posible, necesario. Además de las cuestiones técnicas sería preciso reflexionar sobre las directrices éticas que deben guiar cualquier gestión humana. Porque ellas, al fin y al cabo, permiten salvaguardar el interés general de los seres humanos. Y este interés general debe primar por encima de cualquier otra consideración.
En una exposición del por qué se produce el “apagón” un experto manifestaba que existen unos dispositivos que cortan el flujo eléctrico en una red, cuando puede peligrar el funcionamiento de otra red, colindante, o a ella conectada. Y aquí aparece un concepto que es preciso acotar: ¿El interés general está por encima de cualquier otra consideración? En este Apagón lo cierto es que el “bien estar”, económico, la rentabilidad, la seguridad de la RED eléctrica ha estado por encima del interés general. Quien pensó, diseñó, proyectó esas medidas de seguridad de la RED, ¿pensó por un instante en los derechos de la ciudadanía? A la vista de lo que sucedió parece que no. Un ingeniero, “un poné” está en el asunto y cae en la cuenta de que la RED 1 puede sobrecalentarse, “desequilibrarse” “lo que sea” y eso puede influir negativamente en la RED 2 a ella conectada. Este Ingeniero piensa en primer lugar en la “seguridad” de la RED 2. Consecuentemente como puede “estropearse” esta “costosísima” red diseña, proyecta y ejecuta un dispositivo que apague la RED 1. ¿Ha pensado este ingeniero que al apagar la RED 1, la personas que dependen de ella pueden sufrir? Parece que esta pregunta nunca se ha llegado a formular. Y quien ha programado el SISTEMA INFORMÁTICO, la IA eléctrica, ha establecido que se corta la corriente en ese caso. Hace saltar el super fusible y ¡A joderse toca!, a los humanos. Eso sí, se protege el bien mayor que no es otro el que la RED 2 quede defendida del “desequilibrio de la RED 1. ¡Vaya papelón el del ingeniero de turno! - Pero este ingeniero habrá realizado un trabajo técnico. ¡Claro!, ya que alguien le habrá dicho que el objetivo principal de todo sistema de seguridad es salvaguardad la RED no a los humanos que de ella se sirven.
La dimensión humana de cualquier intervención sobre la naturaleza debería orientarla éticamente. Desde hace casi un siglo se produce en avance de la automatización de procesos, la robotización. En el origen del desarrollo de la robótica, quienes en ello estaban definieron leyes de la robótica para salvaguardar a los humanos de cualquier daño que pudiera causarle un robot, incluso los robots tendrían que intervenir para defender a los humanos. Las tres primeras leyes fueron definidas por Isaac Asimov. Posteriormente el Consejo de Investigación de Ingeniería y Ciencias Físicas, junto con el Consejo de Investigación de Artes y Humanidades de Gran Bretaña, añadieron dos más. En la actualidad 5 es el número de los principios éticos y morales que deben orientar la creación tanto de la robótica como de las Inteligencias artificiales. Los robots no deben ser diseñados exclusivamente o principalmente para matar o dañar humanos. Los seres humanos son los responsables, no los robots. Ellos son herramientas diseñadas para cumplir con los objetivos de los humanos. Los robots deben ser diseñados de tal forma que aseguren su protección y seguridad. Los robots son objetos, no deben ser diseñados para evocar una respuesta emocional. Siempre debe ser posible diferenciar a un robot de un ser humano. Debe ser siempre posible averiguar quién es el responsable y dueño legal del robot. Y en esas están quienes buscan responsables del famoso APAGÓN. Siendo esto importante más aún es el reorientar los principios del diseño del sistema de forma que siempre que se produzcan situaciones límites en la RED eléctrica, los humanos siempre tengan sistemas alternativos que eviten los daños. REDELECTRICA debería ser 100% pública por aquello de poner por delante del mercadeo de energía de las multinacionales, el interés general. Porque quienes justifican el diseño actual que permite amasar inmensas fortunas siguen insistiendo en la necesidad de “limitar la producción de energía fotovoltaica en momentos de baja demanda, para favorecer la generación rodante que aporta inercia al sistema y puede responder mejor a variaciones de frecuencia”. Las macro estructuras no consideran relevante garantizar el bien estar de las personas y seguir insistiendo en el modelo es nefasto para la sociedad en su conjunto. Podría ser este el momento de revirar extender a todos los pueblos y ciudades la capacidad de producción de energía renovable. La noticia fue que “mientras la península ibérica quedaba este lunes sumida en un apagón sin precedentes, tres pequeños municipios españoles lograron mantener el suministro eléctrico gracias a soluciones energéticas propias: San Vicente del Monte, Oseja de Sajambre y Pozo-Lorente resistieron la tormenta con luz propia.” O esta otra: “Gibraltar se ofrece a ayudar a España a restablecer la luz. ¿Por qué ellos sí tenían energía eléctrica? El pequeño territorio británico de ultramar cuenta con su propio sistema, que no está conectado a la red europea”. Que cada comunidad cuente con su propia red eléctrica y la red general actuaría como segundo escalón de seguridad por si la primera falla o requiere apoyo. La planificación de la producción y distribución de energía se impone y por tanto no debe ser objeto de mercadeo. No es legitimo ningún beneficio que conlleve un perjuicio para el pueblo.
Fdo Rafael Fenoy