Feria de la Primavera en Vejer: Un homenaje a la memoria viva de un pueblo ganadero

Publicado: 30/04/2025
Vuelven los días de feria, y con ellos, la memoria colectiva de un pueblo que ha sabido conservar intacta su esencia a través de los siglos
En Vejer de la Frontera, cuando abril se despide y mayo asoma, algo más que la primavera se respira en el aire. Vuelven los días de feria, y con ellos, la memoria colectiva de un pueblo que ha sabido conservar intacta su esencia a través de los siglos, manteniendo viva una tradición que no solo es fiesta, sino también identidad.

Nuestra Feria de Primavera, heredera directa de aquellas antiguas ferias de ganado medievales, sigue siendo un testimonio del carácter fuerte y noble de Vejer. Un pueblo que, entre encinas y llanos, aprendió a convivir con la tierra, los animales y el comercio, y que en torno a ellos fue tejiendo su cultura. Caballos, vacas, mulos, ovejas… los mismos que ayer se mostraban en los corrales de palos de San Miguel, hoy siguen siendo homenajeados en una de las pocas ferias de Andalucía que no ha renegado de su origen ganadero.

No siempre es fácil conservar la esencia cuando el tiempo y las modas empujan a la transformación. Pero Vejer ha sabido hacerlo. Desde los tiempos en que los tratantes cerraban acuerdos bajo la sombra de un chozo improvisado, entre vinos y chacinas, hasta la actual feria de casetas engalanadas y concursos morfológicos, hay un hilo invisible que no se ha roto: la voluntad de celebrar lo nuestro, de rendir tributo a una forma de vivir y de entender el mundo.

Hoy, cuando las luces se enciendan en el Real, cuando los primeros compases de una sevillana despierten el alma del pueblo, resonarán también los ecos de aquellos días de trueque y ganado, de globos de colores y música en los paseos, de fuegos artificiales que iluminaban las noches de abril. La feria, modernizada en sus formas, conserva aún el alma de aquellos primeros mercados medievales: el encuentro, la alegría compartida, el orgullo de las raíces.

La Caseta Municipal "La Noria", herencia de aquellas primeras estructuras efímeras de taberneros vejeriegos, acoge hoy a quienes buscan reencontrarse con la tradición en cada copa levantada, en cada baile improvisado, en cada saludo que cruza el Real como un puente entre generaciones. Porque aquí, en Vejer, la feria no es solo una fiesta, sino un acto de resistencia frente al olvido, un canto a la vida sencilla y verdadera que nuestros mayores nos enseñaron.

La Feria de Primavera sigue siendo el espejo donde Vejer se mira y se reconoce. Donde cada abril, al calor del ganado, de la música y de la risa, el pueblo reafirma lo que ha sido, lo que es y lo que seguirá siendo: un rincón del mundo donde las tradiciones no se rinden, donde la memoria galopa con paso firme, y donde la alegría tiene siempre sabor a historia compartida. Así, entre la entrada de ganado, los concursos ecuestres y el compás de los grupos flamencos, Vejer honra su pasado sin renunciar al presente. Cada actividad programada, cada brindis bajo las lonas, cada paseo a caballo por el recinto, es una pequeña ceremonia de gratitud a quienes levantaron esta feria con sus manos y sus sueños. Y en cada rincón del Real, late la certeza de que, mientras haya un niño que se maraville ante la luz del alumbrado y un anciano que recuerde los tratos de antaño, la Feria de Vejer seguirá siendo mucho más que una celebración: será la continuidad de una historia escrita a golpe de tradiciones.

 

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