La Hermandad de las Cigarreras vivió este Jueves Santo un capítulo inolvidable de su historia. Por primera vez desde 1904, la cofradía
volvió a realizar su estación de penitencia desde la iglesia de Los Terceros, templo que fue su sede durante más de dos siglos y donde aún conserva capilla propia.
La Virgen de la Victoria salió entre los muros que la vieron procesionar durante siglos, ofreciendo una imagen cargada de historia, como si de una estampa en blanco y negro que se ha vuelto de color y que trajo además un numeroso crecimiento en el número de nazarenos.
Este traslado extraordinario a la Iglesia de Los Terceros para el Jueves Santo ha sido motivado por
las obras en el entorno de la Fábrica de Tabacos, su actual sede canónica, que obligaron a buscar una ubicación alternativa. La elección de Los Terceros no solo resolvió la necesidad logística, sino que permitió a la hermandad reencontrarse con sus raíces.