Sin duda, sorprende al lector una información de esta especie, justamente en los días en los que el ministerio de Economía trata de cuadrar sus cifras para ofrecer a las distintas CCAA del “sistema general” de financiación unos datos de “mayor nivelación” que los actuales, para que cada ciudadano español disponga de una mínima e igual cobertura con la que los gobiernos autonómicos puedan afrontar los dos principales y esenciales gastos, la Sanidad y la Educación.
Desde hace años, son varias las comunidades cuyos gobiernos repropusieron estar a la cabeza y competir con los demás en el servicio y la atención sanitaria. Modélico fue, en este sentido, el esfuerzo del gobierno catalán, que sin embargo, años más tarde, se ve desbordado por las necesidades y desolado por las críticas de la población atendida. En Madrid se viene practicando otro procedimiento: abrir la sanidad a grupos privados. Alguna comunidad ha tratado redistinguirse por ofrecer, por ejemplo, atención bucodental a los más jóvenes.
No hay duda de que la reformulación de la financiación de las autonomías pudiera modificar algunos criterios y prioridades de las comunidades y sus gobiernos. Por ejemplo, no estaba en el criterio inicial prestar atención a la enseñanza de la lengua local, pero a Zapatero parece que le convenció el argumento de Pérez Touriño. Sería ciertamente “revolucionario” que el Estado central se hiciera cargo de la promoción del gallego y catalán en sus presupuestos autonómicos. Por esta vez, el Estado central quitaría esa bandera reivindicativa a los nacionalistas de CiU, ERC y el BNG, para pasar ese gasto al conjunto de los españoles, más o menos “orgullosos de disponer de lenguas cooficiales”...