En 2017, tras fracasar el intento golpista en Cataluña, los medios de comunicación y los periodistas que lo apoyaron quedaron impunes, algo que no debería repetirse cuando finalice el denominado “sanchismo”. No sé cuándo llegará ese momento, ni sé hasta dónde llegarán las actuaciones de la Justicia, pero lo cierto es que ya se emplea sin ambages la expresión “organización criminal” para referirse a varios personajes que han formado parte del partido socialista (o aún lo hacen), algunos de los cuales ya están en prisión preventiva. Lo que tengo claro es que con lo que ya se ha descubierto a los ciudadanos les debería quedar pocas dudas sobre la falta de honestidad que muestra el partido político del que forman parte quienes nos gobiernan. En estos últimos días he oído varias veces un conocido dicho popular que viene al pelo de lo que está sucediendo: “A todo cerdo le llega su San Martín”.
Para impedir que esta situación suceda otra vez es necesario que tales partidos minoritarios desaparezcan del Congreso
A la vista de lo que está sucediendo, habría llegado el momento de ajustar cuentas con quienes han apoyado a un gobierno cuyas actuaciones han causado tanto daño a la ciudadanía de nuestro país. Entre estos (llamémosle “colaboracionistas”) se encuentran muchos periodistas y medios de comunicación que han actuado más por intereses espurios que por motivos ideológicos. La corrupción y las circunstancias anómalas siempre han existido en los rincones de la política, pero no deja de sorprender que muchos periodistas y comunicadores hayan apoyado los relatos del gobierno en contra de quienes contaban la verdad, favoreciendo la opacidad y actuando como escudo contra esa verdad. Los ciudadanos no merecemos ser engañados y debemos propiciar medidas para que no se repita está situación de manipulación auspiciada desde el gobierno.
El actual gobierno existe porque los socialistas se asociaron a diversos partidos políticos minoritarios (el denominado gobierno Frankenstein), unos partidos que no trabajan por el bien de la ciudadanía, que actúan solo por sus intereses y que buscan la destrucción del Estado Español. Para impedir que esta situación suceda otra vez es necesario que tales partidos minoritarios desaparezcan del Congreso. El próximo gobierno debería incluir en su programa la implementación de la normativa europea según la cual no tendrían representación en el Congreso los partidos que en las elecciones generales hayan obtenido menos del cinco por ciento de los votos, impidiendo así cualquier intromisión anómala de sus intereses en la política nacional. Tales partidos podrían estar representados en el Senado y por supuesto en los parlamentos autonómicos.
Resulta ridículo que mientras los partidos de la oposición se aproximan al triunfo electoral sin mover un dedo, los socialistas estén desesperados por finiquitar la pesadilla en que se ha transformado el sanchismo. Recuerden: no al control político de la Justicia. Fuerza y salud.
