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Viernes 01/08/2025
 

Relojes de arena

Qué valor

El paro ha ensombrecido las paredes de su casa y aún tiene que alimentar a varios de sus hijos que ya superan la treintena

  • Oficina de desempleo -

Aunque este año julio está siendo benevolente con los grados, Jacinta sigue aprovechando el fresquito de la mañana para hacer los mandados. Con la garcilasiana cumbre cubierta de nieve por la edad —soneto XXII— y los achaques propios de haber descontado muchas primaveras, ella es fiel a su cita matutina con el mercado. Con su bata vaporosa de flores que cuenta con el preciso recato, carrito de cuadros en mano y el monedero bajo la axila, Jacinta se lanza a hacer el control de calidad: “Trini, hija, ¿cómo tienes hoy el género? Si no me llego mañana”. Entretanto, aprovecha para conocer los datos socioeconómicos de sus convecinos y se preocupa por la seguridad ciudadana: “María, ¿y la pequeña? ¿Sigue trabajando en aquella empresa tan grande? Que tenga cuidado por ahí, que hay mucho maleante”.

Llega a casa y se encierra con su cuenta particular de relatos vencidos. El paro ha ensombrecido las paredes de su casa y aún tiene que alimentar a varios de sus hijos que ya superan la treintena. Mientras guisa unas patatas para tortilla, jugositas como les gustan a sus nietos, enciende la televisión para escuchar en el NO-DO al Caudillo. Parece más desmejorado. La edad, que no perdona.

Nos anuncia que seguirá endulzándonos la vida con su presencia hasta, por lo menos 2027. Si los grupos parlamentarios quieren aprobarle los presupuestos, bien; si no, pues sin presupuestos, ya ves tú qué más da. Indicó que la renta disponible real de los españoles ha subido un 9% desde 2018, dato que es cierto —no va a mentir en todo—, pero lo que calla nuestro adorado líder es que las familias son cada vez más pobres por la subida de alquileres e hipotecas por encima del IPC, la caída o estancamiento de los salarios, la acumulación de la inflación en más de un 15%... En definitiva, el dinero que hay en los hogares es mayor, pero el poder adquisitivo ha disminuido. El traje económico de Sánchez brilla en sus discursos, pero fuera de Moncloa todos ven lo mismo: el emperador va desnudo, que diría Andersen.

Jacinta apaga la tele con una desazón enorme. Después de oír el soporífero discurso triunfalista de un señor que quiso parecerse a Héctor de Troya y ha acabado como Don Quijote, recuerda que detrás de esa figura demacrada había un rótulo que decía: “cumpliendo”. Qué valor.

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