El tiempo en: Utrera
Martes 29/07/2025
 

Desde mi azotea

A veces cuesta

Y es que no debes quejarte de cómo te trata la vida, porque siempre hay otras personas que están en peor situación que tú

Publicado: 20/07/2025 ·
14:36
· Actualizado: 20/07/2025 · 14:36
Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

Desde mi azotea

Llegar a todos los públicos con información interesante sobre las cuestiones que interesan

VISITAR BLOG

La vida es a veces injusta, pero real. En ocasiones, los humanos no somos capaces de asimilar ciertas situaciones que padecemos en el discurrir de nuestra vida. Las enfermedades son lo que más nos preocupa, por lo que demandamos una atención médica primaria y de especialidad rápida y eficaz. Solemos decir muchas veces que preferimos salud al dinero. Nunca he entendido esa opinión; porque siempre he pensado que con dinero, se consiguen cosas que sin él serían imposibles. Con dinero puedes ir al mejor médico y hospital; adquirir lo que te guste o apetezca, ayudar a tus hijos y si eres caritativo, hasta podrías ayudar a mucha gente. Sí, eso está muy bien -dicen muchos-, pero para qué quieres tener mucho dinero si cuando tengas una enfermedad mortal, el dinero no te va a curar y te vas a morir igual.

Pues claro, y sin dinero también me iba a morir igual. ¿Pero no es mejor morirse con dinero y que les puedas dejar a los tuyos algo? Piénsenlo por un momento. El otro día vi a un amigo (obviamos los nombres). Iba cabizbajo y casi ni nos saludamos. Tras advertirle mi presencia, nos paramos a saludarnos “¡qué tal estás!”. Y me dice: “¡mal, estoy mal! Tengo unos dolores de espalda que me tienen fastidiado. Estoy pendiente de que me llamen para una resonancia y posiblemente me tengan que operar, pero ya sabes lo que tarda la Seguridad Social”, “¡Y tú qué tal estás!”; “pues mira, me operé precisamente de las vértebras L-4 y L.5 y ahí voy, lo hice por privado porque pago una póliza. Es duro, pero poco a poco voy mejor, le dije”. Y maticé que lo que no podía hacer era seguir como estaba. “¡Pues lo mío no es nada”! Me dice mi amigo. “También tengo a mi mujer fastidiada de la espalda y lo peor es que tengo a mi hija que le han diagnosticado cáncer. Eso es lo que peor llevamos, no sabemos qué va a pasar, nos tienen que dar cita para ir al especialista, pero no sabemos cuándo será”.

Tras darle ánimos, porque no podía darle otra cosa, nos despedimos. Esa conversación me hizo pensar. A veces creemos que nosotros estamos mal y que la gente no nos comprende. A veces nos convertimos en víctimas cuando, junto a ti, hay otras personas anónimas que pasan cerca y posiblemente tienen más problemas que tú. Y entonces piensas, que con tus dolores y padecimientos, “¡que afortunado soy!” En aquel instante que escuchaba a mi amigo decir que estaba esperando que lo llamasen de la Seguridad Social -que tiene los mejores médicos y los mejores hospitales-, pensaba que por culpa del desmantelamiento que está llevando a cabo el Gobierno de Moreno Bonilla en Andalucía, las listas de espera en el SAS son a veces interminables. Incluso hay personas que de tanto esperar o mueren o se quedan ya enfermos para toda la vida porque no han sido atendidos a tiempo. En ese preciso instante, me hubiera gustado haber tenido dinero suficiente para decirle a mi amigo “¡no te preocupes, yo me encargo de todo!” Y mover los hilos en la sanidad privada para que, al menos, pudieran tratar urgentemente a su hija, que era su prioridad.

Sí, la vida es dura. No es fácil. Y miras para detrás y siempre hay alguien peor. Escuché una vez a una persona contar, que iba un pobre por la calle comiéndose una naranja y se iba maldiciendo de lo pobre que era porque no tenía nada para comer más que una simple naranja. En ese instante, miró hacia atrás y vio a otra persona que iba recogiendo las cáscaras que él iba tirando y se las iba comiendo. Eso le dejó una enseñanza. Y es que no debes quejarte de cómo te trata la vida, porque siempre hay otras personas que están en peor situación que tú. Aunque a veces, mal de muchos, consuelo de tontos.

También aprendí desde que tengo uso de razón, que hay que luchar por algo; que hay un tiempo para todo y que ese tren que dicen pasa una vez por delante de ti y si no lo coges pierdes la oportunidad, no es del todo cierto. No hay trenes, hay suerte en algunas ocasiones, pero sobre todo tiene que haber esfuerzo de tu parte para llegar a donde te propongas. Hay gente que solo sabe decir que qué mala suerte ha tenido en su vida. Pero cuando realmente se sinceran y se abren a ti y te cuentan su experiencia, te das cuenta que no han hecho nunca nada excepto vivir del cuento. Sí, a veces cuesta. Pero si no pones nada de tu parte, te costará más. Y las enfermedades llegan. A todos. Y hay que capear el temporal sintiéndote afortunado porque, aun así, sigues en este mundo cuando otros muchos se han ido con menos edad que tú. ¿Quién no conoce a alguien que haya fallecido joven? Ese o esa pobre no han tenido tu suerte. Disfruta la vida, porque a veces, en cualquier momento, la suerte te puede dar la espalda. Y posiblemente no haya marcha atrás. A vivir que son dos días. Aunque cueste

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN