Motorada sí, pero no así

Yo doy la cara por mi alcalde y pongo la mano en el fuego por él. Os aseguro que Beardo no tuvo la culpa del “Gran Apagón” del lunes, ¿Que le ha venido bien para que la resaca de la Motorada pasara más desapercibida y terminar de ensuciar el chaleco? Un poco, sí. 
Energúmeno es el que hace caballitos en dirección prohibida, el encapuchado en moto de cross saltando medianas Porque, aunque ha pasado ya casi una semana de la Motorada 2025, la resaca todavía se deja notar. Y por ahora, no tenemos cataclismo que nos impida ver como en la Ribera o la carretera de Valdelagrana, no solo ha desaparecido la pintura de la señalización horizontal, es que directamente faltan trozos de asfalto.Yo quiero dejar algo claro, estoy a favor de la Motorada y que se monte una fiesta alrededor de la misma, incluso de que tuviésemos una zona habilitada como antiguamente. Ahora, que los energúmenos -que no los moteros- campen a sus anchas por donde les plazca o colapsen una arteria principal como la antigua N-IV, pues eso no me parece bien. Y ojo, que asumo las molestias que genera una motorada, pero creo que con una planificación eficiente se podrían reducir bastante más.
Los números son elocuentes: En 2015 durante la motorada teníamos 144 efectivos de la policía local en la calle durante la motorada. En 2025, solo teníamos 62. La diferencia ya dice mucho del dispositivo que hemos podido tener para controlar a los “cafres”.
Y recalco, por si algún motero se siente aludido, en El Puerto distinguimos perfectamente al motero responsable, del energúmeno. Energúmeno es el que hace caballitos en dirección prohibida, el encapuchado en moto de cross saltando medianas, el que quema ruedas o petardea en una zona residencial a horas intempestivas etc. 
Ese es el energúmeno que creemos que tiene que ser controlado y repudiado.A los que simplemente vienen y disfrutan de nuestros bares, de nuestras playas y de las motos. A esos motero hay que cuidarlos, al igual que la fiesta. Porque si volvemos a los ruidos insoportables, al caos y a la crispación vecinal, la fiesta peligrara. Y no queremos que colapse como ya pasó hace 15 años.