Con el Patrimonio perdido en Sevilla por abandono y mala gestión, podrían hacerse varias ciudades monumentales. No es exageración andaluza, es una realidad como la misma Catedral (en tamaño, se entiende, por algo es la segunda del mundo después de San Pedro de Roma aunque la envidia coloque en medio a San Pablo, los metros deciden). Parece imposible, pero cuanta nulidad de regidores desde Fernando III hasta hoy. Desinterés, incapacidad, exceso de delirio y considerar que mayoría es igual a razón. Hasta un razonamiento supuestamente progresista terminó con las murallas y mantuvo una sola puerta porque las obras en Sevilla suelen alargarse. Otro problema convertido en virtud en esta ocasión.
Pese a todo no es posible comprender el estado de abandono, de desprecio a algunas zonas. Baste dar un paseo tan corto como su perímetro por los jardines de San Telmo: abandono absoluto del Casino y el teatro, vergonzosamente desaprovechados, vergüenza absoluta de las entradas y zona ajardinada anexas a ambos edificios, magníficos modelos arquitectónicos y útiles sedes para actividades culturales y lúdicas, específicamente teatrales en el segundo caso.
Sin pudor, como no lo muestran los responsables de su abandono, debe hacerse visible la vergüenza de ver su estado. El Ayuntamiento tan “ocurrente” para lo inútil e inadecuado, abandona este conjunto, centro de la Expo del 29, como otros en la Plaza de América; nos priva del Museo Arqueológico y niega uso al Pabellón Real, mientras inutiliza el Castillo de San Jorge minimizando un Museo de Arte , que luciría con mayor dignidad en muchos otros espacios de Sevilla, como, precisamente, el citado Pabellón Real, abandonado también será a ver si sólo quedan piedras al estilo de las negras y lóbregas mazmorras de la “Santa Inquisición”, será para refrendar que nunca podrán disimular el carácter de aquella institución.
Entre tanto los parques siguen deteriorándose, algunos más, como el de Amate y los servicios cerrados. Que para eso los construyen con nuestro dinero.